domingo, 20 de julio de 2014

LOS OBISPOS DENUNCIAN

El pasado 7 de julio, al final de su asamblea plenaria, la Conferencia Episcopal Venezolana publicó una exhortación titulada Compartimos el consuelo recibido de Dios. En ella informan sobre los puntos más salientes de la reunión y, como suelen hacerlo, toman posición respecto del acontecer nacional. Al igual que la Iglesia toda, cuya guía pastoral ejercen, los obispos tienen un ineludible compromiso social con el pueblo venezolano, con la gente concreta de este país, del cual forman parte y cuya suerte comparten. Por cierto que en el referido documento se incluye una cita muy a propósito del Papa Francisco: “Los pastores (…) tienen derecho a emitir opiniones sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas, ya que la tarea evangelizadora implica y exige una promoción integral de cada ser humano” (EvangeliiGaudium182). Si se hubiese prolongado la cita encontraríamos de inmediato lo siguiente: “Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo”. Para actuar esta obligación social la Iglesia en su conjunto y específicamente los obispos han de cumplir una triple tarea: denuncia, anuncio, compromiso. Denunciar lo que va contra la dignidad y los derechos fundamentales del ser humano; anunciar la “buena noticia” del amor de Dios y de la comunión que ha de construirse en la convivencia; comprometerse en la edificación de una “nueva sociedad”, junto con creyentes y no creyentes. Esta tríada de elementos se refleja en la citada exhortación episcopal, que es de gran profundidad, riqueza y actualidad. En Internet se puede encontrarel documento (ver, por ejemplo, la página web reportecatolicolaico. Del textoespigaré sólo un par de cosas. La primera es algo sumamente grave: los Obispos denuncian que el oficialismo tiene “la pretensión de imponer un modelo político totalitario” (Exhortación, 13). Si una dictadura, una tiranía u otra cosa por el estilo son malas, el totalitarismo es pésimo. Baste pensar en lo que significó para la humanidad el nazismo y el estalinismo y significa el castrocomunismo. Totalitarismo implica control completo de la población, no sólo político y económico, sino también cultural (educación, MCS y otros). La segunda es la reiteración de algo ya exigido: “solicitamos la libertad de los estudiantes y medidas de gracia para los presos políticos y para quienes han emigrado por razones políticas” (Exhortación, 13). La tercera es una apelación a la Carta Magna: “La Constitución consagra el derecho a la libertad de pensamiento, y por tanto a la disidencia y a la legítima protesta” (Exhortación, 14). La que en su momento fuese alabada como la mejor Constitución del mundo, se ha convertido en un texto cotidiana y públicamente violado, lo cual califica de ilegitimidad al régimen. Se habla de justicia y paz, de unión y diálogo. Pues bien, el Episcopado venezolano al término de su análisis de la situación hace esta severa admonición: “No será posible encontrar soluciones satisfactorias a los problemas que aquejan a la gente, ni se dará una verdadera reconciliación en nuestra sociedad, si no nos escuchamos, si se reprime sin investigar las causas por las que surgen las protestas. No es posible pretender una paz que suponga la renuncia a los derechos humanos, la aceptación de un estilo de vida impuesto y la utilización de la Constitución y las leyes a través de interpretaciones no compartidas y más bien rechazadas y denunciadas”(Exhortación, 15). El Episcopado denuncia porque ve el desastre andando y quiere para todos los venezolanos la mejor suerte que nos corresponde.