sábado, 19 de noviembre de 2022

MOTIVOS PARA DIALOGAR

         Ser para la comunicación: medular definición del animal político creado por Dios para manejar la polis, cuya construcción y perfección le encarga. El ser humano ha sido lanzado pues a la historia como dialogante. La poética intuición del recordado Italo Pizzolante respondía a la causalidad omnipresente de diálogo: todo puede motivar el compartir de los humanos.

    Ahora bien, la antropología bíblica -ya el Génesis lo atestigua con su narración cargada de imágenes y mitos- revela, junto a la naturaleza relacional del ser humano, el escenario dramático histórico: el hombre con su libertad no sólo construye puentes, sino que también genera rupturas, ya directamente con su creador (desobediencia), ya con quien éste le ha dado como proximus y representante.  Adán y Caín con sus pecados (cierre egoísta, insolidaridad, beligerancia) inauguran el lado oscuro de la historia, llamada de por sí a formar un tejido de progresiva unidad como reflejo de la trinidad creadora.

    La grave crisis nacional que nos viene golpeando por más de dos décadas es, radicalmente, una falta de reconocimiento mutuo entre los venezolanos. Una ruptura de unidad.  Nuestra Constitución identifica y subraya a Venezuela como un pueblo y una nación, una república y un estado. Pero ¿qué exhibe la Venezuela real? El Régimen con su Socialismo del Siglo XXI la divide y enfrenta, la manipula y empobrece; la descuartiza. Ejemplos: la hemorragia forzada de compatriotas por el globo va por ocho millones; cárcel, tortura y hostigamiento de opositores y disidentes depende del dueño de la granja. Cuando Dios preguntó a Caín por su hermano Abel, el fratricida respondió: “No sé ¿Soy acaso el guarda de mi hermano?” (Gn 4, 9).

    La denuncia del Episcopado ha sido permanente. Retomemos lo dicho hace una docena de años: “El mayor problema y la causa de esta crisis general (…) es la decisión del Gobierno Nacional y de los otros órganos del Poder Público de imponer un sistema político-económico de corte socialista ma4rxista o comunista. Este sistema es totalitario y centralista, establece el control del Estado sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y de las instituciones públicas y privadas. Además atenta contra la libertad y los derechos de las personas y asociaciones y ha conducido a la opresión y a la ruina a todos los países donde se ha aplicado” (Exhortación 12. 01.2015).

    Por algo el Episcopado ha planteado la urgencia de refundar la nación. Tarea pluridimensional, económica, política, ético-cultural. Refundar implica ante todo cortar el actual “nudo gordiano” de inconstitucionalidades, ilegalidades e ilegitimidades que caracterizan el país, restablecer el estado de derecho y la convivencia democrática. Urge prioritariamente otro timonel para Venezuela y posibilitar la decisión completamente libre del soberano (CRBV 5) para redefinir lo fundamental del rumbo republicano.

    La crisis - ¡cubre ya todo este siglo y este milenio! - planteó ya hace años la necesidad de un diálogo (dirigentes de gobierno, oposición, otros sectores). La Iglesia, comenzando por el Papa, lo estimuló, también con participación vaticana. Pero el diálogo no pasó de algunos encuentros y de mucha demagogia y comedia. Y el oficialismo lo ha venido manejando ulteriormente como un instrumento, juguete o payaso para entretener a la nación, silenciando ilusiones, cuando las cosas parecen ponerse serias, con desparpajos como el de “la revolución ha venido para quedarse”.

    El diálogo fue creado con el ser humano, no solamente para superar crisis y resolver problemas, sino, principalmente, para el bien-estar y progreso en convivencia. Tiene un sentido originariamente positivo y proactivo -la Biblia presenta la vida eterna como diálogo beatificante-. Democracia es polis dialogal. Por ello el diálogo exige una educación y un clima correspondientes marcados por valores como: verdad, libertad, respeto y aprecio mutuos, comprensión, bien común sobre intereses grupales o individuales. Fair play de autenticidad y transparencia.

    Se ha de dialogar no sólo para que el enfermo no muera sino para que su salud se fortalezca. Una “nueva sociedad” es un conjunto humano en apertura permanente de diálogo y comunión. Los Motivos de Pizzolante invitan a una generosa creatividad.

 

domingo, 6 de noviembre de 2022

DE PREPOTENCIA A CONVIVENCIA

    No raras veces las faltas contra la estética son peores que las transgresiones en materia ética. Sucede con exhibiciones del poder político, cuando de modo descarado se violan normas constitucionales y se ejerce con desfachatez la represión particularmente en tiempos electorales.

    Estos días el tema de elecciones se incrementa y con él la realización de primarias. Pues bien, justo en este momento se viene dando un cierre abundante de emisoras radiales no oficiales y un incremento de actos persecutorios del régimen contra defensores de derechos humanos y políticos disidentes. (Uno tiene conocimiento directo de casos dolorosos de ensañamiento contra personas y sus entornos familiares).

    Es manifiesto el acogotamiento de sectores sociales con medidas empobrecedoras que afectan de modo patente a educadores y pensionados, dignos de un delicado tratamiento por la trascendencia de su labor o lo vulnerable de su condición.  Junto a ello se perciben los privilegios de la “nueva clase” frente a las estrecheces de la gente común, denunciados por el yugoeslavo Milovan Djilas con respecto a la oligarquía comunista de la postguerra.

    Contra la estética es también el ufanarse gubernamental de un crecimiento económico argumentando en base a la multiplicación de casinos y bodegones así como de altamente publicitados espectáculos, mientras el un país se desangra con desesperada emigración en un marco internacional cada vez más estrecho y aun hostil.

    Junto a lo estético, la desfachatez en el ejercicio arbitrario del poder lastima algo más grave, el ámbito ético, al golpear la moral y espiritualidad de la población. Hay una serie de disposiciones, actitudes y comportamientos que resultan seriamente afectados. Pensemos en la autoestima y la libertad, la participación y la responsabilidad, la paz y la esperanza. La psicología es ciencia que puede aplicarse malévolamente para humillar, cerrar horizontes, masificar, instrumentalizar, entristecer, desesperar a las personas, para empequeñecerlas y dominarlas. Los daños al alma son peores que los materiales a los cuerpos.  

    Los obispos de Venezuela, en el marco de su servicio pastoral han venido haciendo un seguimiento de la situación y ofreciendo orientaciones a la comunidad eclesial y al país en general. Su palabra ha sido de anuncio, pero también de denuncia de aquellas cosas que obstruyen el buen relacionamiento con Dios y con el prójimo. Han sido directos y claros en la identificación de la gravísima crisis nacional, así como de la causa principal de la misma, que radica en el tipo de proyecto político ideológico socialista comunista que con sus mixturas y contradicciones se trata de imponer, sin importar los costos humanos y el sufrimiento que traiga al pueblo venezolano.

    Ante la situación de deterioro general el Episcopado planteó el año pasado (Exhortación del 12. 7.2021) la necesidad de una “refundación de la nación”, de reedificar el país. Para ello urgió la necesidad de la solidaridad y la unión: “Estamos conscientes de que sólo si unimos esfuerzos y voluntades podremos sacar el país adelante (…) Sólo tomando conciencia del protagonismo de todos los miembros del pueblo venezolano, único y verdadero sujeto social de su ser y su quehacer, podemos alcanzar la meta tan deseada por la inmensa mayoría del pueblo: reconstruir nuestra nación”.

    Estamos prontos a iniciar otro año del nuevo del siglo y milenio. Como seres libres no podemos aceptar un fatalismo histórico. Como creyentes y seres racionales tenemos el reto de construir una convivencia nacional fraterna, corrigiendo rumbos y abriendo horizontes deseables. Es un desafío a los venezolanos a doscientos años de la llamada Independencia. Sector oficial y sociedad civil, gente de diversas confesiones e ideologías estamos llamados y obligados como un solo soberano a reconstruir el país para ésta y las futuras generaciones. No estamos condenados a ser una nación despedazada interiormente, fracasada materialmente e indigente espiritualmente. Tenemos derecho y obligación a una Venezuela digna, libre, productiva, solidaria. Es mandato divino y ha de ser compromiso nuestro.