jueves, 23 de noviembre de 2017

EL SOBERANO ANTE EL DESASTRE


El Régimen, a través de su fiel Consejo Nacional Electoral lleva a elecciones municipales en diciembre con la dinámica fraudulenta semejante a las de gobernadores.
No sólo eso, esta dictadura socialista actúa en todo apoyándose en la pretendida omnipotencia  de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC), confeccionada al margen y contra la Constitución y convertida en  “hacelotodo”en su proceso hacia  un Estado comunista.
De acuerdo a la lógica oficial  las elecciones presidenciales del próximo año - si la ANC no decide inventar un sucedáneo para que el Presidente alargue su período de gobierno- llevarían el mismo sello de sorpresas tramposas y procedimientos arbitrarios para asegurar la continuidad del Régimen.
El Gobierno ha sido muy eficaz en destruir el país en todos los órdenes y en cerrar progresivamente la tenaza totalitaria. Basta hacer cortes verticales en la línea del tiempo para percibirlo claramente.
La oposición ha carecido en buena medida de lucidez (en casos de coraje y honradez) para identificar al que se tiene enfrente. Ha sobrado ingenuidad o superficialidad así como también terminología ambigua para llamar las cosas por su nombre. Lo cual  se ha reflejado estrategias equivocadas y en el modo de abordar “diálogos” y “negociaciones”. La fiera es fiera, no animal doméstico.
Más de una vez he propuesto y ahora lo planteo como un grito, que dado el desastre del país y las ominosas perspectivas, lo que urge en este momento, como apertura a  una solución efectiva de la gravísima crisis, es apelar al soberano. Pero al soberano de verdad (CRBV 5), no a una caricatura o selección sectaria poblacional, como la que produjo  la integración de la ANC.
Se debe repetir y subrayar que el soberano –ciudadanía global- es el único poder originario, total, constituyente y supraconstitucional, en una comunidad política (pueblo, nación, república…). Al él y sólo a él le corresponde en última e inapelable instancia definir la conformación del Estado, la forma de gobierno, la normativa constitucional. Y concretando cosas: el destino de Venezuela como país.Y el soberano tiene que expresarse todo él, de allí su decisión (voto) tiene que ser libre, transparente, universal. Un referéndum, una votación sin maquillajes ni triquiñuelas..
¿Un régimen o un sector político presumen tener apoyo popular? ¡Apélese al pueblo soberano¡ ¿Por qué temerle? Que éste decida si quiere o no al actual Régimen, una genuina Constituyente u otras cosas de calibre semejante.
El país no soporta más su debacle económica, política y ético-cultural. El hambre y la muerte culpables, la incertidumbre y la angustia inducidas. Basta ya de que el interés predominante  sea la conservación del poder, no la suerte de la gente. Stalin causó una hambruna con veinte millones de muertos e incontables fueron las víctimas chinas de la “Revolución cultural”. 
Fundamental para esta consulta al soberano es el respaldo internacional (ONU, OEA, UE…), que supervise el proceso de votación y garantice  el respeto del  resultado. Para lo cual deberá conformarse un árbitro  verdaderamente imparcial.
La oposición, presionada-complementada por la sociedad civil organizada ha de superar sectarismos, maniobras personalistas debajo de la mesa, visiones cortoplacistas.Y recordar: es mejor ser cola de león que cabeza de ratón.
Last but not least. La Fuerza Armada (que debe recuperar lo de Nacional y Bolivariana) debe cuadrarse con la nación y no con la persona del Presidente y  el Partido de Gobierno. No temo decir que ella es la culpable principal de la actual crisis nacional, porque tiene las armas y las emplea no al servicio de la República y la Constitución, sino de este Régimen destructor, opresor. Más allá de los altos mandos, Venezuela espera por el patriotismo de la gran mayoría de los ciudadanos en armas. Los artículos 323 y 350 de la CRBV  interpela a los militares antes que a otros.
¿El soberano es el poder originario constituyente? ¡Que lo ejerza!.
   

viernes, 10 de noviembre de 2017

AURORA DEMOCRÁTICA

Aurora es prenuncio. Sombra que da paso a la luz. Motivo de esperanza para  el vigía y de júbilo para el caminante. Abre horizontes e invita a la acción.

1. Hablar de sombras en Venezuela no requiere esfuerzo. Son el sufrimiento cotidiano generalizado: hambre y desnutrición masivas; asesinatos, presos políticos, víctimas de la violencia; tribulaciones de quienes buscan desesperadamente remedios y centros de adecuada atención sanitaria; millones de venezolanos botados de su país por quienes lo han convertido en casa inhabitable; ciudadanos incomunicados por una descarada  hegemonía comunicacional; disidentes cruelmente reprimidos;  indígenas  maltratados y excluidos en sus propias tierras por mafias depredadoras y un  voraz Arco Minero; inflación que evapora ingresos en iguala en  empobrecimiento;  jóvenes que ven tronchado su futuro;  productores frustrados y  quebrados por un centralismo estatizante históricamente fracasado; país agobiado por narcorrupción. Raíz y  causa fundamental de estos y otros males es el proyecto político-ideológico  social-comunista, calificado desde  hace años por la Conferencia Episcopal Venezolana como  ilegítimo e inconstitucional.

2 La luz es retomar y agilizar la reconstrucción del país en el sentido simple pero exigente de nuestra Carta Magna. Ésta, no obstante limitaciones y fallas, constituye un marco apto para el funcionamiento del país en preeminencia de los derechos humanos y democracia, “promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo” y estado de derecho, entre otros. Se reclama, y con razón, a los políticos y los partidos de oposición que formulen programas de acción. Creo, sin embargo, que el divulgar concisamente los puntos clave del Preámbulo y los Principios Fundamentales de nuestra Constitución ofrecería una caracterización suficiente de la Venezuela deseable-obligante (¡Nuestra historia es abundosa en constituciones, proclamas y programas, pero también en incoherencia fáctica!). 

3 La aurora se insinúa como signo persistente y exige que sepamos interpretarlo. La gran mayoría de los venezolanos quiere un cambio hacia la Venezuela deseable. Lo demostraron el 6D, el 16J, las víctimas de la represión policial, militar y paramilitar este mismo año en calles y avenidas del país, así como los exiliados y presos políticos víctimas de la tiranía. Los errores, incoherencias y corruptelas en la oposición, al igual que el comprensible aunque injustificado derrotismo de muchos de la sociedad civil no han apagado el mayoritario fervor de compatriotas que anhela un cambio y lo apoya, ya de modo abierto, ya desde un silencio forzado por las amenazas y  chantaje de la política dictatorial  totalitaria del Régimen (el incremento de la represión va parejo a la debilidad creciente del mismo). Justifica también una visión esperanzada la  manifiesta solidaridad de la comunidad internacional. La fe activa de cristianos y creyentes, así como la convicción humanista de no creyentes, es promesa y primicia de luz. 

4 Cómo apresurar la luz. La actual escalada represiva oficial y su agilización de elecciones tramposas urge forzar una consulta sobre qué hacer con el país a quien es la fuente del poder, con carácter originario, constituyente y al cual se refiere el Art. 5  de nuestra Constitución. Es el poder ciudadano completo e inapelable (no absoluto, ciertamente, porque absoluto es sólo Dios), que está por encima de Gobierno y oposición, de grupos y organizaciones sectoriales. Apelación urgente –pues el hambre y la muerte no esperan- al soberano para que decida mediante voto universal, libre, transparente, respaldado interna e internacionalmente (ONU, OEA…) en cuanto a ejercicio y aceptación. Proceso organizado por un Consejo Nacional Electoral realmente plural e independiente. Esa elección puede encaminarse a una genuina Asamblea Constituyente o a un Gobierno de Transición seguido de elecciones generales. La Fuerza Armada no tiene otro deber y futuro que ceñirse a la Constitución y, más allá, a la voluntad de su  soberano.  

Ante el tsunami de hambre y devastación no cabe seguir con  maniobras distractoras, elecciones fraudulentas y paños calientes ¡Que el soberano decida su camino a seguir! La aurora dará paso a la claridad del día.