Ciertos signos de notables fervor popular están acompañando el proceso de
las Primarias, que presagian un 2024 de renacimiento nacional, en el sentido de:
reencuentro ciudadano,
reconstitucionalidad democrática, impulso productivo, concientización ética y espiritual, retorno de
millones de expatriados, reinserción privilegiada del país en una hermandad
internacional acorde con su ser histórico-cultural, enraizamiento efectivo en
lo mejor de la tradición nacional.
Por algo y mucho el Episcopado venezolano ha venido insistiendo en los
últimos años en la urgencia de una refundación nacional. Tarea que
implica asumir el asumir el protagonismo que le corresponde intransferiblemente
a los compatriotas como soberano (CRBV 5). “Para refundar la nación, una de las
más importantes tareas que tenemos pendientes los venezolanos es volver a
recobrar la fuerza de ser sujetos, recobrar la autonomía y la libertad
como ciudadanos y como nación ante la invasión político-cultural extranjera en
la que nos encontramos” (Exhortación de 12.07.2021).
Avanzar en esta dirección permitirá al país entrar en el nuevo
siglo-milenio, luego de más de dos décadas de involución, de destrucción en los
varios ámbitos de la vida nacional. Hacer aquí un inventario de desastres
parece innecesario, cuando es todo un pueblo el que está sufriendo las
consecuencias de manejos no sólo deficientes, sino de prácticas sistemáticamente
irresponsables, opresivas y corruptas. El 2024 no sólo ha de reiniciar el
estado de derecho, la repoblación del país, el reconocimiento de la dignidad de
jubilados y trabajadores, el progreso económico, la recuperación educativa, la
libre comunicación, sino la sanación del país de la lacra de corruptelas que lo
han expoliado.
El clima de entusiasmo y esperanza que va in crescendo por las
Primarias, preanuncia - ¿por qué no decirlo? -
un tsunami de fervor popular ante el cambio político que se actuará el próximo
año. El conocido lema de “Despierta y reacciona”, parece que lo está asumiendo
el soberano, que más y más toma conciencia de su condición y obligación. Dichos
como aquél de que “por las buenas o por las malas” lo van a tener callado y
oprimido, ya no le hacen mella. Al contrario, más bien estimulan su inalienable
responsabilidad y alimentan su amor propio.
Ahora bien, el cambio que como deber- ser- y- hacer se espera y trabaja no
podrá ser un “voltear la tortilla” de compadrazgos, sectarismos, hegemonías e
imposiciones ideológico-políticas. Ya el país ha padecido un buen número de
años de esos males. Una buena dosis de racionalidad, prudencia y amplias miras
logrará el reencuentro del país consigo mismo, la revitalización de la
convivencia y el esfuerzo conjunto para echar adelante este país. A quienes
pudimos seguir presencialmente o con seria atención el drama del Muro de Berlín y la reunificación alemana
no nos es difícil afirmar que si la humanidad ha podido sobrevivir en la
historia es por acuerdos logrados sobre una base consistente de realismo, imaginación,
paciencia, prudencia, aguante…, en las
circunstancias más difíciles y catastróficas. El instinto de conservación es
singular y colectivo. Alguien ha dicho que “los enemigos de ayer son los amigos
de mañana”. Y no le faltaba sin-razón.
Las mediaciones de opinión más confiables se inclinan claramente hacia un
cambio de régimen. Buen cálculo y acertada estrategia de parte del oficialismo sería
una actitud patriótica, razonable, que facilite el paso de lo que hay a lo que
el país espera. La tierra da vueltas; hoy es de día, mañana de noche, y el
universo sigue moviéndose.
No hay derecho a desesperar. Como humanos contamos con vasta experiencia de
una historia, que es movimiento y cambio. Y si somos creyentes, tenemos la
certeza de que Dios acompaña y quiere siempre todo lo que significa caminar
hacia la unidad, la paz y la fraternidad.
La Primarias han de seguir adelante y deben abrirse paso exigiendo justas
condiciones, la libertad necesaria, el apoyo internacional. No como regalos,
sino como expresión de una debida solidaridad. El soberano (CRBV 5) es algo
serio. Y el “bravo pueblo” no simple poesía.