jueves, 5 de agosto de 2010

5.8.10
EL ESPEJO DEL CARDENAL
Ovidio Pérez Morales
El Cardenal Jorge Urosa Savino no ha dicho nada nuevo al manifestar que “el Presidente Chávez quiere llevar al país por el camino del socialismo marxista”. Así se expresó el Arzobispo en su exposición ante la Asamblea Nacional el pasado 27 de julio.
¿Por qué nada nuevo? Una razón de gran peso es la que el Cardenal allí mismo explicitó: “el Presidente en varias ocasiones ha afirmado ser marxista, como lo hizo, por ejemplo en esta Asamblea el 15 de enero de 2010, y está decidido a convertir a Venezuela en un estado socialista”.
El Cardenal reafirmó su Declaración de Roma (7 de julio de 2010), en respuesta a los ataques del Jefe de Estado: “Pasando por encima de la Constitución Nacional, el Presidente y su gobierno quieren llevar al país por el camino del socialismo marxista, que copa todos los espacios, es totalitario, y conduce a una dictadura, ni siquiera del proletariado, sino de la cúpula que gobierna. Contrariando la voluntad popular, que el 2 de diciembre de 2007 rechazó la propuesta de reforma estatizante socialista de la Constitución Nacional, a través de leyes inconstitucionales se pretende implantar en Venezuela un régimen marxista, como abiertamente lo ha proclamado en repetidas ocasiones el Presidente. Tal conducta es inconstitucional e ilegal, pero sobre todo, atenta contra los derechos humanos, civiles y políticos de los venezolanos. El fracaso del socialismo marxista en otros países es más que evidente”.
Poco días después (12 de julio) de la Declaración de Roma, la Conferencia Episcopal Venezolana, reunida en asamblea plenaria, afirmó: “es absolutamente inaceptable la imposición de un Estado socialista que se inspira en el régimen comunista cubano y se ha venido concretando a través de leyes y hechos que desconocen la voluntad popular y la Constitución vigente” (Exhortación Democracia y participación: compromiso de todos).
¿Por qué hay molestia oficial ante la explicitación del Cardenal? Éste ha recogido, simplemente lo que se dice y hace todos los días en el sector oficial. Quién esté interesado en algo sistemático al respecto, puede leer las Bases Programáticas del PSUV y la respectiva Declaración de Principios. Y quien quiera algo más corto y audiovisual vean-oigan la publicitada “fraternidad” (los italianos dirían gemellaggio) castro-chavista.
Se esconde falazmente lo que orgánicamente se asume. Se quiere “construir el socialismo marxista”, que es el camino al comunismo, procurando que el común de la gente no se entere. De allí la presentación mercadotécnica de un “socialismo” de ribetes románticos, apelaciones éticas y préstamos a la Biblia, que intentan disfrazar el férreo propósito totalitario de la Nomenclatura. Las elecciones de septiembre recomiendan un adecuado maquillaje, que incluye el vetar la transmisión televisiva “oportuna y veraz” de la visita del Arzobispo a la Asamblea Nacional. Por cierto que el “manual de urbanidad” que ésta usó para tratar al Cardenal, constituye un signo patente de lo que el socialismo marxista piensa de la religión y quiere hacer con ella.
El electorado católico consciente sabe ya qué tiene como opción en septiembre.
El Cardenal ha puesto ante el oficialismo un espejo. Lo ha hecho como Pastor, que vive con preocupación la suerte del pueblo al que sirve. Porque no es lo mismo una convivencia en libertad, justicia y paz, que una masa manejada por una cúpula gobernante, de mentalidad- y- procedimiento totalitario.

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