lunes, 25 de junio de 2012

28.6.’12 ENCUENTRO INTERRELIGIO POR LA PAZ Ovidio Pérez Morales Ha sido mi primera participación en un Retiro (encuentro de oración y reflexión) interconfesional. La experiencia ha sido sumamente grata y enriquecedora. Del 13 al 15 del presente mes tuvo lugar en Los Teques el “Encuentro de Espiritualidades por la Sanación y Paz de Venezuela”. Nos congregamos personas de diferentes confesiones cristianas y no cristianas, así como de espiritualidades hinduistas, indígenas y otras. Una congregación que, subrayando lo que une y no lo que diferencia, siguió el sendero trazado por los encuentros internacionales de Asís, promovidos por los dos últimos romanos pontífices y orientados a promoción de la paz. El Retiro conjugó tiempos de oración, celebraciones características de los distintos grupos, reflexiones sobre diversos aspectos de la paz como obligante quehacer humano y religioso. En perspectiva de reconocimiento y alabanza del Ser Supremo y de aprecio del “otro” (proximus), como obra y reflejo suyos. Todo ello en un ambiente de compartir amistoso y estimulante. Se evocó a Jesucristo y junto a él, a personas como Mahatma Gandhi, Buda, Mahoma, Arnulfo Romero, M.L. King. La oración del Poverello de Asís, frases evangélicas y expresiones de grandes agentes de paz, inspiraron los pasos de la reflexión. Una expresión de Gandhi me recordó fuertemente la línea del Sermón de la Montaña: “La no violencia no consiste en amar a los que nos aman. La no-violencia comienza a partir del instante en que amamos a los que nos odian”. También ésta otra de un Jefe Indio Seattle: “Nuestro Dios es el mismo de ustedes. Él es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el indio blanco”. Hondas y animadoras fueron las palabras del Nuncio Apostólico en este Retiro, que ha constituido la primera fase de la Iniciativa de espiritualidades por la Sanación y la Paz de Venezuela (VENSANAPAZ 2012). Bella empresa humanizante promovida y coordinada por Frank Bracho y el jesuita Raúl Herrera. Dijo Mons. Pietro Parolin: 1) Venezuela está necesitada, en forma apremiante, de una gran sanación y de paz, frente a la situación de desazón y tensión que se vive en estos tiempos; 2) en el fondo, muchos problemas que agobian al país, como la conflictividad, la violencia y sus diversas expresiones, tienen su origen en una enorme crisis de valores, en una crisis ética y moral; 3) en el actual contexto socio-político venezolano existe una gran necesidad y se tiene sed de paz y reconciliación; 4) las iglesias, las comunidades eclesiales, las religiones, las tradiciones religiosas, las espiritualidades y todas las personas que buscan la verdad, pueden dar un significativo y eficaz aporte en este sentido. El Nuncio enfatizó: “Las tinieblas no se disipan imprecando contra la oscuridad, ni mucho menos empuñando las armas: ¡Las tinieblas se alejan al encender faros de luz!”. Ciertamente las religiones están y deben estar al servicio de la paz; ellas poseen medios suficientes para superar divisiones y tejer tolerancia, respeto, amistad reciproca, reconocimiento mutuo. Concordia nacional e internacional. El compromiso es-ha de ser de todos, pero especialmente de los líderes. El Retiro de Los Teques ha mostrado lo mucho y maravilloso que se puede lograr, con mente lúcida y corazón abierto, al servicio de la fraternidad y la paz. Los creyentes hemos de responder al imperativo, que, en esa dirección, nos interpela de modo muy particular, entendiendo que el encuentro plural no significa caer en protocolares concesiones ni sincretismos. Se trata de edificar sobre la verdad y hacia la búsqueda auténtica del bien, en compartir fraterno. Para los cristianos lo Trascendente es Dios-Trinidad, Amor; para los creyentes monoteístas Dios es el Único, Omnipotente Creador y Remunerador; para otros es Realidad y Poder sobrehumanos, Energía suprema. Para todos constituye fuente, fuerza y exigencia de actitudes y comportamientos de rectitud y bondad. Fundamento y estímulo de encuentro para el logro y el robustecimiento de la paz y la fraternidad. En el hoy de una Venezuela agobiada por la violencia, herida por enfrentamientos destructivos y autodestructivos, con graves interrogantes sobre el tiempo próximo, encuentros como el habido en Los Teques y el cual será seguido por otras iniciativas de paz, emergen como luz, guía y animación para la edificación de una convivencia nacional pacífica, fraterna. Y, con ello, feliz.

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