domingo, 1 de marzo de 2015

CARTA DE CHÁVEZ



     Desde la cárcel de Yare el 31 de julio de 1993 y firmada también por otros compañeros de asonada, el Comandante Hugo Chávez me dirigió una carta en mi condición de Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana. Se la puede encontrar en mi blog perezdoc1810.blogspot.com.

    Si la publico hoy es por la actualidad que reviste su agradecimiento por mi –personal y del Episcopado- “solidaridad y preocupación” por nuestro planteamiento de medidas favorables a “los profesionales militares y civiles involucrados en el pronunciamiento militar del 4 de febrero y 27 de noviembre” de 1992. Se trataba de una Ley de Amnistía o un sobreseimiento.
La Conferencia había encargado, por cierto,  a varios de sus miembros de seguir de cerca el resguardo de la vida y derechos humanos en general de los detenidos. Eso y otras iniciativas  tenía presente la misiva.
El párrafo siguiente de la carta, que copio fielmente, se muestra muy oportuno en la circunstancia actual de la nación:
Con la libertad de quienes nos encontramos en cada una de las “Cárceles de la dignidad”,  como se ha hecho conocer ante el pueblo venezolano;  es una fórmula  para buscar la reconciliación, tranquilidad y paz social, y así poder frenar la grave crisis política que hoy atraviesa el país, con el deseo de encaminar hacia la confianza colectiva y la normalidad de Venezuela.
La carta termina manifestando el sentimiento y la seguridad de “que la acción emprendida por usted y la de otros sectores de la vida nacional, ejercerá la presión necesaria para que mediante los mecanismos legales establecidos, se apruebe la Ley de Amnistía o sobreseimiento que es una aspiración general de todos los venezolanos, en este tiempo de crisis que vive la Nación”.
En la actualidad hay presos políticos en las cárceles. Ellos han parado allí por motivos no de golpes cruentos y ni siquiera de incruentos, sino por simples razones de disidencia ciudadana. En todo caso, no es el momento de calificar razones o sinrazones. Lo indiscutible es que la existencia hoy de presos políticos agudiza la presente crisis del país y que su liberación contribuiría sin duda alguna a “buscar la reconciliación, tranquilidad y paz social” y otros bienes a los cuales el Comandante Chávez se refiere en su carta.
Es mi deseo de que la publicación de estas líneas contribuya a una cosa que quiere hoy la extragrande mayoría de los venezolanos: que se tiendan puentes y amplíen caminos hacia el encuentro o reencuentro de los compatriotas. Somos habitantes de un mismo suelo, que lo hemos recibido de Dios como terreno para la fraternidad, con nuestras diferencias, y no para que lo convirtamos en campo de batalla fratricida,  de canibalismo autodestructor.

Si la humanidad no ha desaparecido en su peregrinar histórico es porque ha sabido, o no tenido más remedio, que pasar páginas de divisiones y enfrentamientos.