En estos mismos días están comenzando los
trabajos del Sínodo para la Amazonía, una muy importante reunión del Papa con
un buen número de obispos, particularmente de los países inmediatamente
concernidos, como es el caso también de Venezuela. El tener un encuentro así no
es para la Iglesia algo secundario, sino que entra de lleno en su misión
evangelizadora, como veremos a continuación.
Comunión se define ordinariamente como participación en
lo común, trato familiar y comunicación de unas personas con otras. Dice unidad,
pero con un toque de mayor hondura, intimidad. Es una noción de carácter
relacional interpersonal, existencial, con obvia gama de acentos e intensidad.
Se la podría considerar como el telos o finalidad de la comunicación
humana.
En el lenguaje bíblico el término
correspondiente griego es koinonía, que en la Primera Carta de Juan se
aplica al ser mismo de Dios (que es Trinidad), así como a la unión de los
creyentes con la divinidad y entre sí (ver 1 Jn 1-3). Es un vocablo que se convierte
en categoría englobante de todo lo que comprende la buena nueva cristiana. Comunión
es así el eje articulador del mensaje cristiano, ya doctrinal, ya práctico, proponiéndolo
como un conjunto armónico y no simple agregado de doctrinas y prácticas. Es lo
que se suele entender cuando se define comunión como línea
teológico-pastoral del referido mensaje, con sus elementos tanto teóricos
como operativos. Ejemplo: comunión es Dios mismo (Trinidad); su plan creador y salvador
es comunional; la Iglesia es signo e instrumento de la unidad humano-divina a
interhumana según lo afirmó el Concilio Vaticano II (ver LG 1); el mandamiento
máximo subrayado por Jesús es el amor (sinónimo de comunión).
El 14 de mayo de 2015 el Papa Francisco publicó
una encíclica con el sugestivo título de Laudato Si´, tomado del Cántico
de las criaturas del Poverello de Asís- “sobre el cuidado de la casa
común”, lo ecológico en su sentido más hondo y completo. El documento toca los
temas de crisis ecológica, sus raíces y causas; interpretación cristiana del
ambiente; ecología integral; responsabilidad, educación y espiritualidad
ecológicas. La misión de la Iglesia es la evangelización y uno de los objetivos
específicos o dimensiones de ésta es el cuido ecológico integral. Afirmación
bien comprometedora.
Hay un término novedoso que utiliza el Papa
Francisco en su encíclica y es el de “comunión universal” (Laudato Si´ 220).
Lo explica: “Para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde
dentro, reconociendo los lazos con que el Padre nos ha unido a todos los seres”
(Ibid.). El Papa subraya la necesidad de una conversión ecológica, es
decir, de un cambio en profundidad en el modo de interpretar el ambiente y
relacionarse con él. De tal manera amplía la comprensión de comunión -que,
en sentido estricto, significa interpersonalidad-, para expresar la relación del
ser humano con su ambiente. Así, con las demás criaturas estamos llamados a
tejer un relacionamiento comunional, amistoso, fraterno ¡Cómo aparecen
entonces inhumanas y anticristianas la depredación en el Arco Minero al sur del
Orinoco y la culpable degradación ambiental que se viene dando a nivel global!
Lo ecológico entra ahora con pleno derecho en la
Doctrina Social de la Iglesia, la cual para algunos debería denominarse en
adelante Doctrina Social y Ecológica de la Iglesia.
Comunión, entonces, como noción englobante o línea
teológico-pastoral del mensaje (doctrinal y práctico) cristiano, se aplica
también al nexo ser humano-ecología. Lo comunional califica, por consiguiente,
no sólo el relacionamiento humano-divino y el interhumano, sino también el
humano-ambiental, para configurar lo que el Papa Francisco llama una comunión
un universal. Es la razón por la que el oportuno Sínodo para la Amazonia, actualmente
en curso, con sus facetas económicas, políticas y ético-culturales y religiosas,
ha de considerarse con pleno derecho una tarea eclesial obligante e ineludible.
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