No cabe la menor duda de que la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) vigente es un
instrumento político, que no sólo legitima, sino también exige rebeldía frente
al actual Régimen SSXXI. Constituye una herramienta de resistencia frente a la
opresión, al tiempo que un impulso de liberación democrática.
Oficialmente se la denominaba
como “la mejor constitución del mundo”, exhibiéndola y difundiéndola como
símbolo revolucionario y camino hacia un país solidario y próspero. La verdad
es que, sin ser un texto perfecto, se la puede calificar de apta, aceptable
para su circunstancia temporal, así como fácilmente abierta a necesarias
adaptaciones y mejoras. A propósito de esto, es preciso subrayar que los
venezolanos hemos de estar siempre en guardia frente a la tentación nominalista
de pretender cambiar nuestra historia, cambiando sólo constituciones.
Es de lamentar que la exhibición
mediática de la Carta Magna no ha estado acompañada de una pedagogía favorecedora
de su conocimiento y aprecio, de manera que sirva al soberano (CRBV 5) de brújula
efectiva para la organización y funcionamiento macro y micro del Estado y, en
general, de la política. La educación nacional no ha propiciado la formación
“moral y cívica” de la población, la cual, por tanto, ha quedado a merced de
jefes y no de líderes, de populismos fáciles y no de planificaciones
responsables. No se ha educado para una real participación desde las bases
populares, y por eso la orientación de lo público ha sido tarea casi sólo de
cúpulas gubernamentales o partidistas. No hemos tenido una escuela generadora
de democracia participativa. El gobierno, en la línea del tradicional estatismo
socialista, ha favorecido más bien la concentración del poder y un estilo
militarista en el manejo de la sociedad civil.
El espíritu y la letra de la CRBV
se sitúan en las antípodas del Régimen militar comunista, totalitario y corrupto,
que gobierna el país. Una ligera hojeada del texto constitucional basta para
percibir el divorcio existente entre éste y la conducción oficial de la nación.
No extraña entonces que la apelación de los ciudadanos a la Constitución
constituya un acto de rebeldía frente a un poder, que se considera indiscutible
y omnipotente.
El tema de las “condiciones
electorales” para el 6 de diciembre ejemplifica bien la contradicción entre el
Régimen y la Constitución. Una de las más conocidas parábolas enseñadas por
Jesús, la del rico Epulón y el mendigo Lázaro (Lc 16, 19-31), resulta aquí
bastante ilustrativa. Mientras el
autosuficiente Epulón banqueteaba, el pobre Lázaro se tenía que conformar con
las migajas que caían de la mesa de aquél. El Ejecutivo, que se estima
todopoderoso y dispone de la fuerza del poder (FA, policías y colectivos armados,
junto a los poderes judicial, ciudadano y electoral sumisos)- ha organizado su
“banquete electoral”, bajo condiciones leoninas favorables al Régimen. La
ciudadanía, mayoritariamente disidente, aparece como un mendigo al cual se le
dejan caer, como regalo o limosna, unas condiciones miserables de
participación. El Régimen, como un esclavista, se cree dueño de los ciudadanos
y les establece arbitrariamente un marco de ilusoria participación en un
proceso amañado. Y el síndrome de Estocolmo está logrando que muchos, en
actitud mendicante, rueguen se les conceda, ciertas “condiciones mínimas” electorales,
migajas de libertad ¡Algo realmente vergonzoso y humillante para un pueblo
constitucionalmente identificado como “soberano”!
¡Las condiciones para un proceso
electoral están muy claras en la CRBV, desde su Preámbulo y sus Principios
Fundamentales, en los cuales se encuentra ya la raíz y la substancia del
protagonismo ciudadano! Allí aparece de modo diáfano la contradicción entre la
Constitución y el proyecto totalitario militar socialista.
El título del presente artículo sintetiza
la referida contradicción. Revela cómo apelar hoy en Venezuela a la CRBV es un
acto de rebeldía contra el Régimen. Un gesto insurreccional. El soberano
consciente y responsable resulta entonces ser reseñado como golpista.
Dada las condiciones del sistema educativo en Venezuela, queda a los usuarios de las redes sociales como usted y seguidores enseñar los derechos de los ciudadanos y los mecanismos para hacer valer esos derechos promulgados en la CBRV, tal vez al estilo cadena. Gracias por su valentía.
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