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Para el título escribí primero palabra y luego la
cambié por grito, para subrayar la gravedad y la urgencia de aquella, en
la encrucijada histórica que significa el próximo diciembre con sus proyectadas
elecciones y consulta popular, por cierto, bajo una “espada de Damocles” de las
más que posibles consecuencias sanitarias y sociales.
1.Lo que está en juego.
Basta ser medianamente suspicaz para saber que el 6D no es simplemente elección
parlamentaria. Es eso y a) su marco tramposo, fraudulento, que el Episcopado
venezolano denunció ya en parte el pasado 15 de octubre, b) la omnipotente Asamblea
Nacional Constituyente (ANC) que la acompaña y c) el Socialismo del Siglo XXI y
el Plan de la Patria que la enmarcan. El resultado “está ya cantado” por el
Ministro de la Defensa, siguiendo el guión de la pretensión de invencibilidad
del Régimen, que no puede incluir una derrota. El 6D está pensado como prefacio
de la aceleración del Estado Comunal y una reestructuración centralizante del
poder militar comunista.
2. Proyecto
totalitario. En lo social se pueden distinguir tres ámbitos: económico,
político, ético-cultural. En los fascismos o en las tiranías, dictaduras, autocracias
competitivas y regímenes semejantes, el gobierno busca fundamentalmente el
control político, pero lo demás, sólo parcialmente y en función de éste o de
intereses circunstanciales. Un totalitarismo (del latín totum, todo) busca
el control completo de los tres ámbitos. Ejemplos: nazismo, comunismo. Modelo
cercano: Cuba. El Episcopado Venezolano repetitivamente ha denunciado el
proyecto totalitario del Régimen, con calificativos, entre otros, de
empobrecedor, militarista, represor, injusto, inhumano, así como de causante
principal de la grave crisis del país (ver, por ejemplo, documentos de:
12.7.16, 5.5.17, 13.1.17, 12.1.18, 19.3.18, 10.1.20, 10.7.20). Ya en 19.10.07
había declarado como “moralmente inaceptable” la propuesta de reforma
constitucional hacia un Estado Socialista de corte marxista-leninista.
3. Error de interpretación.
Importantes sectores de la sociedad civil y de los partidos opositores han errado
en la exacta interpretación y calificación del Régimen y de allí, en buena
medida, lo inútil, equivocado o contraproducente de ciertas estrategias,
tácticas y actuaciones. A veces, hasta con pudor, se lo ha calificado sólo de
populista, autocrático, dictatorial ¡Ojalá este Régimen siguiese un curso sólo
dictatorial y no totalitario! Ese error de una gran parte de la disidencia ha
facilitado dispersión de fuerzas, antropofagia suicida, pérdida de tiempo y de recursos.
4. Consulta
vinculante. Algunos hemos venido insistiendo, desde hace tiempo, en la
necesidad y obligación de que en la presente situación de gravísima crisis
nacional se le pregunte al soberano (CRBV 5) qué quiere para solucionarla, dado
que él es el único poder originario y por ello constituyente, permaneciendo supra
constitucional. Pregunta hacia una respuesta -hechas en la actual pandemia, por
vía predominantemente digital, virtual-, las cuales no deben ser pura opinión,
sino expreso mandato. (No pocos dicen que eso ya se hizo el 16J, pero éste tuvo
otro escenario y ha quedado bien atrás; además, falló en aspectos substanciales
como el no haberse “cobrado”. Insistir es vivir). La Asamblea Nacional ha
acogido la Consulta, ya en preparación. El tiempo es corto y vuela, pero
organizando bien el trabajo y conjugando esfuerzos, se puede motivar y
movilizar una proporción notable de la gran mayoría ciudadana, la cual adversa
al Régimen. Para ello, las preguntas que se hagan han de ser pocas, simples,
claras, fundamentales, con miras a respuestas generadoras de un cambio
efectivo, factible, rápido; deben versar,
por tanto, sobre 1) el cese inmediato del Presidente y de la ANC ilegitimados en su ejercicio, 2)
la designación de quien inmediatamente presida y forme nuevo gobierno, pudiendo ser el actual Presidente encargado y
reconocido internacionalmente; 3) la organización de elecciones presidenciales
y parlamentarias en el lapso de 1 año; 4) la supervisión internacional (ONU,
OEA, UE) en todas las fases del proceso electoral.
Es hora de gran lucidez y generosidad para sacar adelante el
país. De unión afectiva y efectiva que dé prioridad al bien común y atienda a
la trascendencia histórica del momento. Dios grande y misericordioso, por su
Espíritu, nos ilumine, anime y proteja ante este desafío de salvación nacional.
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