El próximo lunes comienza un año. Para Venezuela ha de ser decisivo hacia su refundación, en el sentido que el Episcopado nacional ha reiterado. Un verdadero Año Nuevo. Las elecciones presidenciales constituyen al respecto una excelente oportunidad.
Justo al comienzo de este año que
está finalizando (13 de enero 2023) los Obispos hicieron a) un balance
de la situación, b) dibujaron un horizonte hacia el cual los venezolanos
debíamos caminar juntos y c) asumieron un compromiso. Permanece, con
mayor vigor, actual.
Con respecto al balance, dijeron:
“Iniciando este nuevo año 2023, nuestro país continúa viviendo una crisis
política, social y económica profunda. Un escenario que pone en entredicho la
gestión de gobierno que por más de veinte años ha guiado los destinos de la
nación (…) Zonas de Caracas muestran lo que se ha llamado una burbuja (…)
que contrasta y resulta ofensiva para quienes, como nuestros educadores y
personal de salud, siguen intentando subsistir con unos sueldos pobrísimos (…)
Esta situación (…) ha obligado ya a más de 7 millones de venezolanos a salir
del país”. Más adelante leemos: “Venezuela es hoy, como nación, una multitud
de personas anímicamente deprimidas, psicológicamente traumatizadas,
familiarmente separadas y espiritualmente fracturadas (…) en Venezuela existe
todo un pueblo crucificado (…) Nuestra sociedad está paralizada por la
inercia y una cierta resignación, por la desesperanza, por la experiencia
acumulada de múltiples carencias, contradicciones reiteradas, violaciones
impunes de derechos fundamentales, mentiras flagrantes, promesas incumplidas”. (Hoy
felizmente podemos agregar que las Primarias han reflejado y fortalecido un
resurgir de la esperanza).
En relación al horizonte, expresaron:
“Hoy, como pastores, una vez más, queremos renovar la urgencia de la búsqueda
de una unidad nacional mayor, que logre la reinstitucionalización democrática
del país, recuperando ese terreno de encuentro común que debe ser el texto y el
espíritu de la Constitución nacional (…) el camino a transitar es el de
negociaciones verdaderas y sinceras para la obtención de acuerdos entre los poderes del
Estado y las fuerzas sociales democrática acerca de las grandes cuestiones de
interés nacional, como lo son, entre otras, la ayuda humanitaria, la liberación
de los presos políticos, el funcionamiento constitucional de los poderes
públicos, la rehabilitación de los partidos políticos, la reformulación de mayores
y mejores garantías electorales, junto con la observación internacional plural
e imparcial de las próximas elecciones”.
En cuanto a compromiso: “Invitamos
a todos los creyentes y a toda persona de buena voluntad a ejercer una doble
conversión: a asumir con autenticidad el testimonio personal, con lucidez y
compromiso humanizante, y el protagonismo consciente de ciudadanía responsable.
No seamos masa informe, sino pueblo organizado, políticamente adulto
(…) Pasemos de las lamentaciones y postraciones a acciones liberadoras. Que nos
pongamos en cada diócesis, en cada parroquia, en cada congregación y en cada
colegio, en cada empresa, oficina o comercio, de cara a la parálisis nacional,
y cada uno se pregunte qué puedo hacer yo, cuánto más puedo aportar, cuánto y
en qué ámbitos puedo pasar del yo a nosotros, elevando y multiplicando el bien
que producimos”. Se cita el llamado del Papa Juan Pablo II a los venezolanos en
su visita de 1996: “Venezuela, despierta y reacciona: ¡Es el momento!”.
El Episcopado al tomar posiciones
como ésta cumple con un claro deber. La Santa Sede en el Directorio para el
ministerio pastoral de los obispos pide a cada uno de ellos: “ser un
profeta de la justicia y de la paz, defensor de los derechos inalienables de la
persona, predicando la doctrina de la Iglesia, en defensa del derecho a la vida
(…) y de la dignidad humana; asuma con dedicación especial la defensa de los
débiles y sea la voz de los que no tienen voz para hacer respetar sus derechos”
(No. 209).
Los Obispos venezolanos
expresamente urgen la refundación del país. Y ésta consiste en reconstrucción
material y ético-espiritual, reinstitucionalización, redemocratización,
reconstitucionalización.