domingo, 28 de julio de 2013

IGNORANCIA DAÑINA

Hay ignorancias no dañinas. Los nombres de las esquinas de la vieja Caracas para un habitante del interior, que no tiene ningún interés por la capital. Hay ignorancias culpables. Los nombres de las esquinas de la Plaza Bolívar de Caracas para un bombero metropolitano. Dando la vuelta a la medalla, hay conocimientos que son beneficiosos, así como también otros que son ética y religiosamente obligantes. ¿Dónde ubicar el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia para un católico que se precie de ser tal? La Doctrina Social de la Iglesia constituye un cuerpo de enseñanzas acerca del bien-ser y del bien-estar de la convivencia social. Acerca del manejo de una persona, particularmente si cristiana, en lo tocante al relacionamiento en la ciudad. Y, utilizando la palabra griega de corriente uso: en la polis ¿Cómo construir el conglomerado social de manera que sea casa habitable, digna, a la altura de los seres humanos que la componen? La ciudad, propiamente hablando, no son los edificios ni las avenidas o servicios que la dibujan, sino la gente que la vive. Ya una tragedia griega planteaba ¿Qué son las naves o las torres si no hay gente en ellas? Ciudadano etimológicamente significa es el ser humano de la ciudad. Podría traducirse por político en su sentido más directo. Ahora bien, se puede ser ciudadano o político de diversos modos. Consciente, responsable y corresponsable, proactivo. O también lo contrario, como los que esperan que la ciudad (la cual comienza desde el vecindario) les solucione los problemas, sin tener ellos que mover un dedo. Estas y otras consideraciones muestran la necesidad de que la formación en la fe, la educación cristiana, integre entre sus constitutivos fundamentales, obligantes, indispensables, la enseñanza teórico-práctica de la Doctrina Social de la Iglesia. Ésta contiene principios, criterios y orientaciones para la el compromiso social, o sea, para la construcción de una nueva sociedad, civilización del amor). Junto a la explicación del Credo, del Decálogo y de los Sacramentos tiene que procurarse lo básico de dicha Doctrina. Movido por esta convicción y urgido por lo que estamos viviendo en el país (involución, división, desmantelamiento… ),acabo de publicar un manual de bolsillo sobre la Doctrina Social de la Iglesia, bajo el título animador De la Venezuela real a la posible (Ediciones Trípode, Caracas). Un cristiano no puede esperar a que le edifiquen su ciudad. Tiene que ser un decidido constructor de su polis, es decir, un actor político. Lo cual significa: un con-vivente responsable. Así no le impondrán, junto a sus hermanos todos de la ciudad, un proyecto dictatorial, totalitario (como el Socialismo Siglo XXI), un modelo insolidario, sálvese quien pueda (capitalismo salvaje), una cultura libertina, politeísta del tener-poder-placer, sin horizonte mayor trascendente (ideología relativista consumista). El cristiano es político o no es cristiano. El no saber esto es ignorancia dañina. Y el no practicarlo, pecado de omisión.

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