El 6D será la caída del muro venezolano, que tiene encerrado
al país en un proyecto ideológico-político inviable y en un ámbito en que
imperan el desabastecimiento, la corrupción, el autoritarismo, la inseguridad y
lo narco en diversas formas.
La jornada electoral de diciembre constituirá, por tanto, la
apertura nacional a un efectivo y solidario desarrollo económico, a una
convivencia política democrático-pluralista, a una auténtica recuperación
ético-cultural.
Como un aporte a la actitud con que, de modo positivo y comprometido,
hemos de afrontar esa trascendental jornada, expongo a continuación cinco elementos
fundamentales.
Primero, oración. Quienes creemos en Dios invoquemos su
amorosa y fuerte asistencia, a fin de que los venezolanos nos reencontremos
para construir juntos esta patria, que nos ha regalado. Él nos hizo libres y
nos ha planteado la historia como tarea, pero no es menos cierto lo que dice el
salmo 127: “Si el Señor no construye la
casa, en vano se afanan los constructores; si el Señor no guarda la ciudad, en
vano vigila la guardia”. Misteriosa paradoja: pidamos lo que debemos hacer. A la oración individual –a la cual hemos de unir el ayuno y obras de misericordia-
juntemos la comunitaria, también en expresiones ecuménicas e interreligiosas.
Segundo. Voto. Acudamos todos a votar, convencidos de que la
alternativa puesta al país es extremadamente grave, dramática. Se trata de
escoger entre proyecto totalitario o democracia; desarrollo integral o
empobrecimiento global; progreso económico, o parálisis improductiva y hambreadora;
estado de derecho o reino de la arbitrariedad; respeto de la persona y sus derechos fundamentales
o masificación deshumanizante; cultura
de calidad ética y espiritual o
dogmatismo y praxis de signo materialista.
Tercero. Entusiasmo. Vivir y difundir júbilo por lo que traerá
de positivo y esperanzador esa jornada. Alentar un clima de contagiosa alegría,
de confianza en la capacidad de los venezolanos para grandes causas. Que corran
aires de compartir, de encuentro colectivo, y resuenen consignas no ya de enfrentamiento,
odio y retaliación, sino de reconocimiento fraterno y disposición a un caminar
juntos el futuro nacional. La caída del Muro de Berlín fue fruto de un tsunami festivo, de una
multitudinaria alegría.
Cuarto. Fortaleza. Disponernos con lucidez, vigilancia y entereza
para que la jornada transcurra y concluya con seriedad, respeto mutuo y
estricto cumplimiento de la escogencia libre ciudadana. Participar de modo
responsable y eficaz para asegurar una secuencia pacífica, desde la
conformación de las mesas de votación hasta la
proclamación de los legítimos resultados. No se trata simplemente de
emitir el voto, sino de garantizar su efecto. A la Fuerza Armada le impone la
Constitución una estricta coherencia institucional, consciente de que a quien
se deben los militares, no es a un partido, una cúpula, un gobierno, sino al soberano,
a la República. El proceso ha estado plagado, lamentablemente, de vicios,
abusos y corruptelas oficiales, pero eso, antes que debilitar el espíritu ciudadano tiene que fortalecerlo.
Quinto. Trabajo. Los venezolanos debemos entender que el 6D
es el inicio de un proceso de apertura y no la exhibición del producto acabado.
Inaugura un tiempo muy exigente, en el que estamos obligados a echar adelante
corresponsablemente el país con sabiduría, constancia, coraje y paciencia. Se
requerirá gran generosidad, disponibilidad y espíritu de servicio. Quienes estén
al frente de órganos de poder, partidos, organizaciones, asociaciones y
comunidades han de entender que la suerte del pueblo, especialmente del más
débil y necesitado, les exige una gran dosis
de solidaridad, entrega y sacrificio.
El 6D será la apertura de puertas y ventanas hacia el futuro
de Venezuela, “casa común” de y para todos los aquí nacidos o sembrados. Venezuela
una y unida, no “a pesar de” nuestras diferencias, sino “precisamente por y
con” ellas. Con sus diversos rostros. Multicolor.
Polifónica.