miércoles, 28 de junio de 2017

PAÍS PLANETARIO



Un resultado patente del Socialismo Siglo XXI ha sido el hacer de Venezuela un país planetario. Globalizado. No por una política de apertura positiva, sino como consecuencia de un proyecto genocida.

Hoy los niños pueden aprender fácilmente la geografía mundial conversando en familia sobre sus amiguitos lanzados a los cuatro puntos cardinales de la humanidad, en virtud de la opresión política creciente, del hambre sin alimentos, de las enfermedades sin medicinas, de la inseguridad y la exclusión que este Régimen ha venido progresivamente multiplicando.

Hoy se habla de Australia y Alemania como se lo hacía ayer de otras regiones de Venezuela al  ubicar el paradero de familiares y amigos peregrinantes en busca de mejor suerte. En el futuro, que espero sea muy próximo, cuando regresen los que han emigrado –esperemos sean muchos- tendremos una multitud de políglotas en nuestra convivencia nacional. Algo mayor que la multitud de lenguas presentes en Jerusalén el día de Pentecostés según relata el libro Hechos de los Apóstoles (capítulo 2). Una diversidad bella en sí, aunque generalmente fruto no de serenas decisiones sino de dramáticas y, en ocasiones, de trágicas presiones.

Una de las violaciones más graves de Derechos Humanos por parte de esta Dictadora totalitarizante ha sido el de impedir la vida de venezolanos en la propia patria, des-terrando, des-nacionalizando   a millones de hermanos, que han debido irse a otros países porque éste, el suyo, por obra y gracia de unos gobernantes  inhumano, se ha convertido en inhabitable, excluyente. Lo ideal para el Régimen es que permanezcan  en esta “Tierra de gracia” –así se la calificó hace cinco siglos- sólo unos pocos, portadores (voluntaria o forzadamente) de la franela roja  socialcomunista.

Durante muchos años Venezuela fue un país libre, democrático y productivo, de futuro, abierto y acogedor, de inmigración; aquí venían de los más diversos lugares del mundo a establecerse con confianza y seguridad, con grandes posibilidades de desarrollo personal y familiar. Una especie de hogar planetario. 

La unión de los sectores democráticos (partidistas y de la sociedad civil) con la Asamblea Nacional al frente, la  Fiscalía General a un lado y del otro la calle, el respaldo de los militares constitucionalistas y, sobre todo,   el  auxilio de Dios misericordioso, logrará la recuperación de Venezuela como casa común de todos los venezolanos, de cualquier color político, convicción religiosa, ubicación social, raza y proveniencia.


Este Julio 2017, debe ser, con su 5 y 24,  mes de reindependencia, renacimiento, recuperación del país, en la línea de lo que plantea la Constitución y se merece nuestra patria, poblada  de gente hecha para la libertad, la fraternidad, el progreso y la paz.            

jueves, 22 de junio de 2017

5 DE JULIO RE-INDEPENDENCIA


La primera quincena de julio ofrece una secuencia muy significativa en materia de liberación política. El 4 se tiene el Independence Day, aniversario de la adopción de la Declaración de Independencia por el Congreso Continental en los Estados Unidos en 1776; al 5, venezolano,  me referiré ampliamente a continuación; luego viene el festivo 14 Juillet francés, que rememora la toma y destrucción de la Bastilla, prisión símbolo de la tiranía real, en 1789.

 El 5 de julio de 1811 el Congreso reunido en Caracas declaró solemnemente nuestra Independencia, que se formuló en una Constitución, la primera en su género en Latinoamérica.

El acto fundacional de Venezuela fue un hecho predominantemente civil y cívico, protagonizado por figuras como Juan Germán Roscio, Luis López Méndez y Francisco Javier Ustáriz. El Episcopado Venezolano, en mensaje  con ocasión del Bicentenario de la Declaración de Independencia, expresó lo siguiente: “Tanto el 19 de abril como el 5 de julio fueron dos acontecimientos en los que brilló la civilidad. La autoridad de la inteligencia, el diálogo, la firmeza y el coraje no tuvieron que recurrir al poder de las armas o a la fuerza y la violencia. La sensatez en el intercambio de ideas y propuestas respetó a los disidentes y propició el anhelo común de libertad, igualdad y fraternidad”.
Con el correr del tiempo las conmemoraciones de esta fecha patria fundacional se han reducido, por cierto, a desfiles de gente armada y exhibición de artefactos bélicos como fruto de una hipertrofia militar, lamentable consecuencia de un reduccionismo histórico. Un cambio político y cultural deberá convertir  estos aniversarios en fiesta nacional englobante.

La proclamación de la Independencia se hizo “En el nombre de Dios Todopoderoso (…) Poniendo por testigo al Ser Supremo (…) implorando su divinos y celestiales auxilios, y ratificándole en el momento en que nacemos a la dignidad que su Providencia nos restituye, el deseo de vivir y morir libres (…).

Quienes fundaron la República asumieron la igualdad y los derechos del ser humano como algo cimentado en su dignidad de criatura de Dios; le dieron, pues, una base sólida ética y trascendente, con  las obvias limitaciones propias del tiempo,  pero que permanece interpelante para cada momento de la vida nacional.   

 A poco más de dos siglos, este 5 de Julio nos plantea a los venezolanos el grave reto de re-independizar, re-liberar  la República. Esta, en efecto, ha recaído en un coloniaje esta vez castrocubano, y se encuentra encadenada a un proyecto dictatorial totalitario comunista.  El Gobierno corrupto y prepotente lo trata de imponer y a fin de darle formalidad “legal” prepara mediante su secretaría electoral (CNE), para fines de este mes, una Constituyente espuria a espaldas del soberano. De República democrática liberadora, digna y abierta, Venezuela se ha convertido en el escenario internacional, por obra y gracia del Socialismo Siglo XXI-Plan de la Patria y  múltiples corruptelas, en vitrina vergonzosa de opresión, miseria  y aislamiento.

Con la ayuda de Dios, sin embargo,  los venezolanos recogeremos la herencia noble de nuestros próceres y reconstruiremos la República para relanzarla a promisores horizontes. Debemos convertir el próximo 5 de julio en jubilosa y fecunda celebración, que inaugure el Mes del Cambio.

 Un gran frente constitucional en que converjan la Asamblea Nacional, la Fiscalía General de la República, los Partidos Democráticos, la Sociedad Civil organizada, con el apoyo de la calle y la Comunidad Internacional, no sólo impedirá la falsa Constituyente, sino logrará el cambio del Régimen, la estructuración de un Gobierno robusto de Integración-Transición-Salvación y unas elecciones generales en las cuales el soberano (CRBV 5) decida el futuro que quiere para Venezuela. La Fuerza Armada Nacional si quiere ser fiel a la Constitución y servir a ese soberano que la legitima, mantiene y apertrecha, tendrá que alinearse con el gran movimiento patriótico de Re-Independencia.  

         

jueves, 8 de junio de 2017

CONTROL TOTAL



Cuando se quiere identificar proyectos político-ideológicos como el  que este Régimen  está imponiendo en Venezuela, los politólogos ofrecen  varias denominaciones, fruto de un cruce de substantivos y adjetivos como los siguientes: populismo, autoritarismo, dictadura, personalismo  y competitivo, electoral, sofisticado. No percibo  mayor inclinación a utilizar los términos  totalitarismo y totalitario.

En esta materia son casi inevitables las mezclas. Un gobierno no  realiza una idea o un propósito al estado puro. Lo político-ideológico se mezcla con lo psicológico, lo programático con lo pragmático  crematístico, lo racional con lo pasional, cuando no con lo narco y patológico. Cuando en los catecismos se habla de los pecados capitales (soberbia,  avaricia y envidia, por mencionar sólo tres), se está tocando algo que en una u otra forma y en diversa medida se mete por los poros de quienes agencian la res publica, la administración del Estado.

Bajando a nuestra Venezuela y enfocando el proyecto del SSXXI-Plan de la Patria que ahora con la fulana Constituyente se pretende “legalizar”, la calificación que no dudo en aplicar al Régimen  es la de totalitario.

Sobre totalitarismo ha escrito de forma sistemática gente experimentada como Hannah Arendt. Y muestras dolorosas sobre las cuales investigar y reflexionar las tenemos de modo patente con el comunismo y el nazismo. El siglo XXI, que se esperaba superase  monstruosidades del anterior, está exhibiendo reliquias y novedades,  reveladoras de cómo la historia se repite (aunque, en verdad, la repetición no es de ella, sino de nosotros los humanos).


Una forma fácil de entender el totalitarismo la ofrece  el  simple análisis de la palabra. Ésta viene de total y dice totalidad. Algo a lo cual en su espacio nada se le escapa. En la polis el totalitarismo  se refiere a la relación estado-persona y sociedad; significa un sistema en el que el estado (encarnado en un partido y un líder) se autointerpreta como como el llamado a  ordenar, dirigir, controlar a la persona y a la sociedad en la totalidad de sus quehaceres.

Hay tres ámbitos que se suelen distinguir en la actividad humana: el económico o campo del tener, el político  relativo al poder y el cultural (en sentido restringido de ético-cultural) referente a dimensiones como lo artístico y lúdico, lo ecológico y amistoso, lo moral y espiritual, lo religioso y trascendente. En una organización sensata y sana de la polis esos ámbitos se manejan en la conciencia de su interconexión pero también de su distinción, así como de  la convergencia y diferenciación de competencias o tareas del  estado, de una parte,  y de la persona-sociedad, de la otra. En un país democrático pluralista, en un estado de derecho, se procura delimitar bien lo correspondiente al sector oficial con el fin de asegurar un amplio espacio a las personas y a la sociedad para  el ejercicio responsable de su libertad.

En un sistema totalitario, en cambio, el Estado –que se identifica con el Partido y el Líder supremo-  tiende a controlar todos los ámbitos del quehacer humano y societario, la totalidad de la persona y de la convivencia. No sólo busca monopolizar lo político estrictamente tal y algo de lo económico, como hacen las dictaduras, sino también lo ético- cultural; de allí la completa hegemonía comunicacional, el dirigismo educativo artístico e intelectual, el dominio y manipulación de lo religioso, la intromisión en lo familiar, la absorción de lo sindical y gremial, en fin el control de todo el entramado social. Las organizaciones de base se convierten en simples correas de transmisión de un mando central. A esto se añade el culto de la personalidad y la mitificación o idolización del poder y del Jefe máximo. Verdadera idolatría.

El SSXXI-Plan de la Patria marcha en esta dirección. Y, por supuesto, la Constituyente, que apunta abiertamente a la implantación de un totalitarismo comunista en Venezuela.  Cuba y Corea del Norte constituyen modelos a imitar.


Frente a un tal inconstitucional e inmoral propósito del Régimen no queda sino adoptar una firme desobediencia y declararse en abierta rebelión, Constitución en mano  y convicción ética y religiosa. Civiles y militares, los venezolanos todos,  hemos de formar un frente común para salvar al país del estatismo salvaje y el inhumano colectivismo, del control total, que este Régimen ilegítimo pretende imponer.