jueves, 22 de junio de 2017

5 DE JULIO RE-INDEPENDENCIA


La primera quincena de julio ofrece una secuencia muy significativa en materia de liberación política. El 4 se tiene el Independence Day, aniversario de la adopción de la Declaración de Independencia por el Congreso Continental en los Estados Unidos en 1776; al 5, venezolano,  me referiré ampliamente a continuación; luego viene el festivo 14 Juillet francés, que rememora la toma y destrucción de la Bastilla, prisión símbolo de la tiranía real, en 1789.

 El 5 de julio de 1811 el Congreso reunido en Caracas declaró solemnemente nuestra Independencia, que se formuló en una Constitución, la primera en su género en Latinoamérica.

El acto fundacional de Venezuela fue un hecho predominantemente civil y cívico, protagonizado por figuras como Juan Germán Roscio, Luis López Méndez y Francisco Javier Ustáriz. El Episcopado Venezolano, en mensaje  con ocasión del Bicentenario de la Declaración de Independencia, expresó lo siguiente: “Tanto el 19 de abril como el 5 de julio fueron dos acontecimientos en los que brilló la civilidad. La autoridad de la inteligencia, el diálogo, la firmeza y el coraje no tuvieron que recurrir al poder de las armas o a la fuerza y la violencia. La sensatez en el intercambio de ideas y propuestas respetó a los disidentes y propició el anhelo común de libertad, igualdad y fraternidad”.
Con el correr del tiempo las conmemoraciones de esta fecha patria fundacional se han reducido, por cierto, a desfiles de gente armada y exhibición de artefactos bélicos como fruto de una hipertrofia militar, lamentable consecuencia de un reduccionismo histórico. Un cambio político y cultural deberá convertir  estos aniversarios en fiesta nacional englobante.

La proclamación de la Independencia se hizo “En el nombre de Dios Todopoderoso (…) Poniendo por testigo al Ser Supremo (…) implorando su divinos y celestiales auxilios, y ratificándole en el momento en que nacemos a la dignidad que su Providencia nos restituye, el deseo de vivir y morir libres (…).

Quienes fundaron la República asumieron la igualdad y los derechos del ser humano como algo cimentado en su dignidad de criatura de Dios; le dieron, pues, una base sólida ética y trascendente, con  las obvias limitaciones propias del tiempo,  pero que permanece interpelante para cada momento de la vida nacional.   

 A poco más de dos siglos, este 5 de Julio nos plantea a los venezolanos el grave reto de re-independizar, re-liberar  la República. Esta, en efecto, ha recaído en un coloniaje esta vez castrocubano, y se encuentra encadenada a un proyecto dictatorial totalitario comunista.  El Gobierno corrupto y prepotente lo trata de imponer y a fin de darle formalidad “legal” prepara mediante su secretaría electoral (CNE), para fines de este mes, una Constituyente espuria a espaldas del soberano. De República democrática liberadora, digna y abierta, Venezuela se ha convertido en el escenario internacional, por obra y gracia del Socialismo Siglo XXI-Plan de la Patria y  múltiples corruptelas, en vitrina vergonzosa de opresión, miseria  y aislamiento.

Con la ayuda de Dios, sin embargo,  los venezolanos recogeremos la herencia noble de nuestros próceres y reconstruiremos la República para relanzarla a promisores horizontes. Debemos convertir el próximo 5 de julio en jubilosa y fecunda celebración, que inaugure el Mes del Cambio.

 Un gran frente constitucional en que converjan la Asamblea Nacional, la Fiscalía General de la República, los Partidos Democráticos, la Sociedad Civil organizada, con el apoyo de la calle y la Comunidad Internacional, no sólo impedirá la falsa Constituyente, sino logrará el cambio del Régimen, la estructuración de un Gobierno robusto de Integración-Transición-Salvación y unas elecciones generales en las cuales el soberano (CRBV 5) decida el futuro que quiere para Venezuela. La Fuerza Armada Nacional si quiere ser fiel a la Constitución y servir a ese soberano que la legitima, mantiene y apertrecha, tendrá que alinearse con el gran movimiento patriótico de Re-Independencia.  

         

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