Sociedad amordazada. Así se encuentra nuestro pueblo en virtud de leyes e instituciones vigentes, a pesar de lo que contrariamente determina la Constitución (ver CRBV 57ss).
Antonio Pasquali, eminente comunicólogo venezolano, dejó en esta materia valiosas
apreciaciones; puso de relieve la inmediata derivación de lo comunicacional
respecto de la vida y su inmediata conexión con lo humano. Asume el término comunicación
en su mayor hondura y extensión, superando otros como expresión e información.
El Concilio Plenario de Venezuela (asamblea eclesial 2000-2006) dedicó uno
de sus 16 documentos a la Pastoral de los Medios de Comunicación Social, que
ofreció con la útil metodología del ver-juzgar-actuar. Algo novedoso e
importante allí es que al reflexionar teológicamente sobre las fuentes de la
comunicación, identifica como la primaria, nada más ni nada menos, que a Dios
mismo: Dios es comunicación y principio de toda comunicación. “El Dios de la fe
cristiana se ha revelado como un Dios trinitario, en el que coinciden la unidad
y la pluralidad, un solo Dios-tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”
(PMCS 74). Es por tanto no sólo comunicador -se ha revelado a la humanidad en
diversas formas- sino que es en sí mismo comunicación, diálogo, interrelación
personal. Comunicación que se da como en perfecta comunión, en la unidad de un
mismo ser y una misma esencia. Ésta es una afirmación típica de fe, fundada no
en simple reflexión racional sino en revelación divina.
El primer libro de la Biblia, Génesis, destaca que Dios creó el
hombre a su imagen y semejanza (1,26). De inmediato Dios aparece dialogando con
quienes ha creado y les da el cosmos como hábitat y tarea. (Dejamos de lado
ahora aquí la ruptura del diálogo que el ser humano introdujo muy pronto con el
pecado -Gun 3- y que Cristo vendría a reparar como subraya Pablo en Rem 5).
El ser humano no ha brotado de las manos del Creador como un ente singular
aislado, como un ser pensante solitario, sino como persona, ser-para-el-otro,
ser para la comunicación. Comunicación con la cual teje su vida y la vida
social. De aquí que vivir es comunicarse y comunicarse es vivir. La cultura
viene a ser este tejido siempre en ahondamiento y expansión.
El derecho a la comunicación es, por tanto, derecho humano primario y
fundamental, ligado de modo inmediato al derecho a la vida, cuyo ejercicio
(bajo diversas formas como opinión, expresión, prensa, manifestación … ) se
habrá de precisar, pero siempre en fidelidad a su naturaleza y finalidad.
La comunicación exige formación, ad hoc. Por tanto, una educación
ciudadana, que comienza por por la familia, se continúa en la escuela y se prolonga
en la sociedad; que implica formar y formarse en respeto y aprecio mutuos, en responsabilidad
y solidaridad, así como y en otras virtudes básicas para una sociedad sana y
proactiva. Formar y formarse en conciencia crítica, en pensar con la propia
cabeza. La Revolución de la Inteligencia de Luis Alberto Machado tenía esto en
la mira.
Nuestra Constitución contiene múltiples artículos relativos al
derecho a la comunicación. Por desgracia Venezuela ha sido abundante en
constituciones, pero escasa en constitucionalidad. Preocupación prioritaria de
dictadores y de déspotas ha sido el control de la comunicación. Ello se ha
hecho más perceptible y elaborado en el actual régimen SSXXI, cuyo proyecto ideológico-político
es totalitario, como lo han calificado los obispos del país. Objetivo y
horizonte del mismo es el de un pensamiento único, a cuyo servicio está
la hegemonía ejercida por organismos represivos como CONATEL. La policía del
pensamiento orwelliana asegura la fidelidad a la dictadura militar castro
socialista.
Es realmente penoso percibir cómo la actual variedad y el perfeccionamiento
de los instrumentos tecnológicos son aplicados según una política monopólica
tendiente a la masificación colectiva, a la uniformización del pensamiento y
actuar de los ciudadanos según un centro modelador del pensamiento. Se busca
habituar a los ciudadanos a la esclavitud mental mediante el control sostenido
y perfeccionado. El modelo castro cubano rinde dividendos.
Daño inmenso y la peor ofensa es cerrar los canales de una libre
comunicación a un pueblo creado por Dios para la verdad y la libertad.
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