domingo, 16 de junio de 2013

PRIORIDADES EN DOCTRINA SOCIAL

La Doctrina Social de la Iglesia es un conjunto de vasta temática, como es de suponer; en su lago recorrido histórico ha venido integrando, junto a cuestiones de perenne actualidad, otras que responden a signos de los siempre cambiantes tiempos. Pensemos, por ejemplo, en lo tocante a la dignidad de la persona humana (la destaca ya el libro del Génesis) al lado de lo que contemporáneamente se exige en materia de responsabilidad ecológica. Ahora bien, dentro de las múltiples afirmaciones que se plantean en dicha enseñanza social, hay algunas que emergen con carácter prioritario y deben calificarse, por lo tanto, como fundamentales y generadoras dentro del conjunto. Prioridad equivale a primacía y es un elemento o aspecto que ocupa un lugar anterior o superior a otro u otros. Así se habla de una necesidad prioritaria que atender o de una cualidad o capacidad que privilegiar. Lo prioritario no se plantea entonces con carácter excluyente ni entiende minimizar lo otro. Aparece integrado en un conjunto de elementos todos ellos válidos. Así, en una exposición antropológica se podrá decir que el espíritu tiene prioridad sobre la materia, lo cual no implica en modo algún que se descuida la corporeidad humana, la cual entra esencialmente en la consideración del hombre; sólo quiere decir que en una escala de valores lo espiritual tiene primacía, priva sobre lo simplemente corporal, siendo los dos necesarios. Es así como la crítica a la interpretación marxista del proceso social, que polariza su valoración en las condiciones materiales, no quiere decir que se margina o minimiza la importancia de las mismas en el entramado social y en la suerte de la historia; tampoco quiere decir que en un momento determinado, en una situación o proceso concretos, lo socioeconómico no sea lo único determinante. Cosa parecida se diga del juego de la oferta y la demanda o del papel del capital como factores importantes en el tejido económico. El peligro o el daño de los ismos consiste, precisamente, en la afirmación hegemónica o totalizante de un solo factor dentro de un conjunto. Afirmar la primacía de lo espiritual no implica caer en el espiritualismo. Se requiere una buena dosis de discernimiento para superar las frecuentes tentaciones de absolutizar lo relativo o inflar lo parcial. Dicho lo anterior, he aquí algunas prioridades o primacías en la Doctrina Social de la Iglesia: –del destino común de los bienes sobre la propiedad privada. –del trabajo sobre el capital; –del bien común sobre el interés particular; –del ser sobre el tener-poder-placer; –del espíritu sobre la materia; –de la ética sobre la técnica; –del hombre sobre las cosas; –del ser humano sobre la estructura; –de lo eterno sobre lo temporal; Las prioridades de la Doctrina Social de la Iglesia constituyen faros particularmente orientadores para la acción social, no sólo de los cristianos, sino también de muchos otros que, más allá de identificaciones confesionales, comparten una visión del ser humano que subraya su carácter personal, comunitario y trascendente.

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