jueves, 9 de octubre de 2014

DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EVANGELIZACIÓN

La exhortación Evangelii Gaudium tiene como título del capítulo IV: La dimensión social de la evangelización. Esta parte de tan importante documento del Papa Francisco constituye un valioso aporte a la Doctrina Social de la Iglesia. Un gráfico que me gusta difundir es el que dibuja la evangelización como una pirámide hexagonal invertida, cuyos lados representan los seis objetivos de la misión de la Iglesia: primer anuncio (kerygma), catequesis, liturgia, organización de la comunidad visible, nueva sociedad y diálogo. Un sinónimo expresivo y útil de objetivo en este contexto es el término dimensión. Para actuar de manera completa la tarea de evangelizar, es preciso, por tanto, incluir el compromiso social o promoción humana, o –empleando el título de uno de los documentos del Concilio Plenario de Venezuela- la contribución a edificar una nueva sociedad. El referido capítulo podría considerarse una viva e iluminadora introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Allí el Papa comienza diciendo que ya el primer anuncio mismo de la Buena Nueva (en otras palabras, el kerygma) “tiene un contenido ineludiblemente social, por cuanto “en el corazón mismo del Evangelio está la vida comunitaria y el compromiso con los otros” (EN 177). Veamos por qué. El kerygma es la proclamación de lo medular, primario, del mensaje cristiano, a saber: Jesucristo, Señor y Salvador como revelación de Dios Trinidad, Dios-Amor. El Papa fundamenta así lo básico de la Doctrina Social de la Iglesia en la realidad-misterio íntimo de Dios-Comunión, a cuya imagen y semejanza hemos sido creados. La consecuencia es patente: “no podemos realizarnos ni salvarnos solos” (Ib). Es, de entrada, la marginación de toda concepción individualista, aislada, egoísta del ser humano y, en particular, del cristiano. Dios comunión nos ha creado y salvado como seres en comunión y para la comunión. Nuestra suerte es de-y-con los demás. Con el proximus, cualquiera sea su raza, condición social, sexo, cultura, nación u otra especificación. La Encarnación del Hijo de Dios arropa a todos los humanos y nos une solidariamente en profundidad. “Lo que hicisteis a uno de estos hermanos mío más pequeños, lo hicisteis a mí”, son palabras de Jesús (Mt 25, 40). Ahora bien, hablar del prójimo exige dirigir la mirada prioritariamente al más débil, frágil, necesitado. Esto ha de aplicarse en lo micro y en lo macro. Tiene que ver con el servicio persona a persona y también con las políticas de seguridad, alimentación, salud y otras. Con todo el relacionamiento económico-político-cultural, en lo que concierne tanto al cuerpo como al espíritu. La promoción humana, la problemática de la justicia y de la paz, lo relativo a Derechos Humanos y cosas semejantes es algo que toca en lo vivo el compromiso de quien acepta el Evangelio y quiere llevarlo a la práctica. No podemos acercarnos a Dios si no nos acercamos al hermano, que lo presencializa. Dimensión social del Evangelio quiere decir: no hay evangelización y vida cristiana sin expresión social de la Buena Nueva en el entramado social, ya cercano, intermedio o global.

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