sábado, 22 de noviembre de 2014

FE Y COMPROMISO SOCIAL


 
Si quiere uno ver de manera muy concreta cómo la fe cristiana implica, exige el compromiso social, puede consultar lo que pasó con la primera comunidad cristiana.

¿Qué sucedió en Pentecostés, inmediatamente después de la primera predicación de Pedro? Hubo quienes se convirtieron y formaron inmediatamente una comunidad.

En esa primera comunidad de Jerusalén pasaron cosas, que desde ese momento debían acontecer en las comunidades cristianas de todos los siglos hasta el regreso glorioso del Señor ¿Cuáles?

En el Libro de los Hechos de los Apósteles (2, 42-47 y 4, 32-35) se narra lo que hicieron los cristianos de la primera hora. Se congregaron para compartir su fe; formarse en la enseñanza de los apóstoles y su testimonio de la resurrección del Señor Jesús; orar; celebrar la “fracción del pan”; comunicarse sus bienes solidarizándose  con los necesitados. En alabanza a Dios y con alegre fraternidad.

Al convertirse, no se fue cada uno por su lado para vivir la fe aisladamente, sino que formaron comunidad. Y entendieron que el amor era cosa sólo de sentimiento, sino también de ayuda material.

En esos textos del Nuevo Testamento percibimos cómo la evangelización (misión de la Iglesia) se despliega en objetivos, los cuales pueden ser llamados “dimensiones”, mostrando así que no son tareas aisladas sino en mutua interconexión (la “fracción del pan” no puede separarse del compartir los bienes y la formación en la fe ha de llevar a integrarse en una comunidad y vivir en comunión).

El Papa Francisco pone de relieve todo esto en su Exhortación Evangelii Gaudium, la cual dedica su capítulo IV a “La dimensión social de la evangelización”. Allí muestra bien claro cómo proclamación del Evangelio (kerygma), fe, liturgia, oración, religión, organización y acción  de la Iglesia, vida cristiana, reclaman su expresión en materia de justicia, solidaridad, caridad (amor). Es decir: compromiso social. La Primera Carta de Juan es bien clara: “pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve” (1 Jn 4, 20).

La Doctrina Social de la Iglesia se ha elaborado y desarrolla con esta motivación: mostrar la dimensión de la fe y ayudar a vivirla de modo efectivo. Por eso dicha Doctrina debe procurarse a todo el Pueblo de Dios. Chiquitos y grandes, hombres y mujeres, letrados y no letrados; de cualquier condición social y función eclesial.

Hay muchas publicaciones y cursos al respecto. Personalmente he tratado de aportar algo. Lo último y muy sencillo es lo que se podrá encontrar en mi blog perezdoc1810.blogspot.com, a saber, un Curso Introductorio de Doctrina Social de la Iglesia. Lo ofrezco como un servicio modesto, utilizable en muchos modos y formas. Busca principalmente promover el conocimiento, profundización y, sobre todo, la puesta en práctica de los elementos fundamentales de la referida Doctrina Social.

Lo clave es convencerse de que no hay fe genuina, vida cristiana auténtica, acción eclesial integral, si no llevan consigo el compromiso social, o sea, la expresión concreta del amor en la convivencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario