sábado, 1 de noviembre de 2014

EDUCACIÓN RELIGIOSA ESCOLAR

Hace veintidós años tuve la suerte y el privilegio de firmar, en nombre del Episcopado, el Convenio que dio origen al Programa Educación Religiosa Escolar (ERE), que tantos beneficios brindó a la nación desde inicios de los noventa (8. 10.1992) hasta el gobierno del Presidente Chávez, durante el cual fue eliminado. Para mí el Programa ERE constituía el principal de la Iglesia en Venezuela, por su contenido y el enorme ámbito humano que alcanzaba, nada más ni nada menos, que las nuevas generaciones del país. La cláusula primera del documento decía así: “El presente convenio tiene por objeto coordinar acciones conjuntas por parte de El Ministerio (de Educación) y por parte de La Conferencia (Episcopal) que contribuyan a impartir Educación Religiosa Católica a los educandos cuyos Padres o Representantes lo soliciten”. Este Convenio daba cumplimiento a lo establecido en el artículo 50 de la Ley Orgánica de Educación: “La educación religiosa se impartirá a los alumnos hasta el 6º Grado de educación básica, siempre que sus padres o representantes lo soliciten. En este caso se fijarán dos horas semanales dentro del horario escolar”. Inmediatamente después de firmado el Convenio se comenzó a ponerlo en práctica mediante una cooperación estrecha entre la Iglesia y el Gobierno. Los frutos se comenzaron a recoger, no sólo para bien de los niños y adolescentes de las escuelas oficiales a lo ancho y largo del país, sino también de sus docentes, entre quienes se generaba un clima de fraternidad y mutua ayuda humana y cristiana, con sus reflejos en toda la comunidad educativa. El material didáctico estaba a cargo de la Conferencia Episcopal, así como la formación de los docentes en la materia. El Ministerio colaboraba, entre otras cosas, facilitando docentes, también a tiempo completo, para las tareas de coordinación de la ERE en los diversos niveles de enseñanza. La Educación Religiosa se daba en el mayor respeto a la libertad religiosa y en un contacto estrecho con los Padres y Representantes católicos. Otras confesiones fueron dando pasos para lograr convenios propios. ¿Qué pasó lamentablemente? Con el advenimiento del régimen actual se comenzó a marginar el Convenio hasta que formalmente, con la nueva Ley de Educación y la aplicación falseada del Art. 7, se lo extinguió. El Convenio, sin embargo, no ha quedado sólo para el recuerdo. Está allí en espera de resucitar en nuevos tiempos.

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