martes, 3 de enero de 2017

ENCUENTRO DE OBISPOS Y LAICOS




En el marco de la próxima asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (7-12 enero) se tendrá durante dos días (8-9) un encuentro de los obispos con una amplia representación calificada de laicos.  Propósito de esta reunión será impulsar el protagonismo laical especialmente en presencia servicial y transformadora de la realidad nacional.
Por laico o seglar se entiende aquí  quien por la fe y el bautismo ha sido incorporado a la Iglesia, Pueblo de Dios,  y constituido, por tanto, en corresponsable de su misión, de modo peculiar en lo  tocante  a renovación de la sociedad según los valores humano-cristianos del Evangelio.
Para entender la importancia eclesial del laico valga un simple dato cuantitativo: la Iglesia en su casi totalidad es laical. De los católicos venezolanos no alcanzan a diez mil los que no son laicos (es decir, los ministros obispos, presbíteros y diáconos, junto con los religiosos y religiosas).
Una interpretación tradicional del laicado ha sido la de pensarlo  como sólo receptivo y  colaborador de los pastores, y con una acción bastante restringida a cosas atinentes a la vida interna de la Iglesia. La  renovación de ésta, que ha tenido como significativo impulsor el Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965), propone y exige otra interpretación. Es así como el Concilio Plenario de Venezuela (2000-2006) llega a decir: “Los signos de los tiempos muestran que el presente milenio será  el del protagonismo de los laicos” (Documento 7). El Papa Francisco en repetidas ocasiones ha criticado, por cierto, la concepción clericalista de la Iglesia, invitando a los laicos a asumir en serio su vocación y misión particularmente en lo que  de modo más propio les concierne, a saber, su tarea en la polis.
El próximo encuentro obispo-laicos, que se realizará precisamente en el décimo aniversario del referido Concilio Plenario, busca retomar y actualizar lo trazado por éste y darle un vigoroso impulso a la formación, corresponsabilidad y participación de los laicos. A este respecto vale la pena  citar el Desafío 5 del citado documento 7 de dicho Concilio: “Desarrollar una eficaz acción del laico, como miembro de la Iglesia en la sociedad, de acuerdo con su vocación secular y con el momento histórico”.
La Iglesia en Venezuela, particularmente en su sector del laicado, es muy responsable del grave y global deterioro actual del país ¡País que se confiesa mayoritariamente católico! Pero más que  darse golpes de pecho y autoflagelaciones o derramar lágrimas, la comunidad católica en su conjunto -ministros, religioso(a)s y laico(a)s- ha de convertirse y actuar el mandamiento máximo del Señor Jesucristo, no sólo en un sentido micro (relación interpersonal cercana) sino también macro, societario, político.

El Dios único que se nos ha revelado y comunicado por Jesucristo, es comunión, amor,  y quiere verse reflejado en una Iglesia y una nación  de libertad, solidaridad, paz, amor. A la Iglesia toda y de modo peculiar a sus laicos, les exige  contribuir a la construcción de una nueva sociedad venezolana.                

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