Totalitarismo
es un término relativamente reciente, distintivo de dictaduras
contemporáneas como fascismo, nazismo y comunismo.
Según la
doctrina totalitaria ninguna actividad social (económica, política, cultural)
es autónoma, con garantías específicas, frente al Estado. Éste se erige como
absoluto y exige subordinación total de individuos, grupos, clases,
instituciones. Un fenómeno de los nuevos tiempos, pues en el pasado no se dio
una tal concentración y penetración capilar del poder. Maquiavelo se quedó
corto, pues el dominio político, la “razón de estado” no tenía tantas
pretensiones de totalización. Los avances tecnológicos contemporáneos
comunicacionales con su potencialidad de control total, ha posibilitado una
agudización e interiorización de la
manipulación estatal.
El totalitarismo
es así, por naturaleza y pretensión, ateo o ateizante. Es auto deificante, se
erige como dios al exigir adhesión total de cuerpo y espíritu, individuo y
comunidad. Expresiones como “por las
buenas o por las malas”, refiriéndose a obligantes comportamientos sociales,
son bien indicativas al respecto. El Estado (con su Fuhrer, Duce, jefe)
determina lo que el súbdito debe pensar, decidir y actuar.
Un régimen
totalitario, aunque puede tocar fondo también en lo que Hannah Arendt llamó
“banalización del mal”, no tiene futuro por su condición antinatural. La
historia es devenir de seres inteligentes y libres, llamados connaturalmente a con-vivir
y compartir, aunque en cuanto frágiles y pecadores, están siempre expuestos al
mal.
En lo tocante a la
Iglesia, el Papa Pío XI fue claro en su denuncia y actitud frente a los
totalitarismos en el emerger mismo de éstos, de lo cual testimonian sus
documentos Non abbiamo bisogno (1931) frente al fascismo, Mit
brennender Sorge” (1937) respecto del nazismo y Divini Redemptoris sobre
el comunismo.
En Venezuela el
Episcopado, explícitamente, -precisando lo que muchos no han hecho o no se han
atrevido a hacer- ha identificado y condenado el carácter totalitario
del actual Régimen, desde su propuesta de reforma constitucional en 2007:
1. “Un modelo de
Estado socialista, marxista-leninista, estatista, es contrario al pensamiento
del Libertador Simón Bolívar (cf. Discurso ante el Congreso de Angostura) y
también contrario a la naturaleza del ser humano y a la visión cristiana del
hombre, porque establece el dominio absoluto del Estado sobre la persona” (Exhortación
sobre la propuesta de reforma constitucional, 19.10.2007)
2.
“La raíz de los problemas (del país)
está en la implantación de un proyecto político totalitario, empobrecedor,
rentista y centralizado que el gobierno se empeña en mantener” (Exhortación del
12. 7. 2016, citado en la del 12. 1. 2018)
3.
De la actual situación “La causa
fundamental, como lo hemos afirmado en otras ocasiones, es el empeño del
Gobierno de imponer el sistema totalitario recogido en el Plan de la Patria
(llamado Socialismo del Siglo XXI)” (CEV. Exhortación del 13. 1. 2017).
4.
“(…) la nación se ha venido a menos,
debido a la pretensión de implantar un sistema totalitario, injusto,
ineficiente, manipulador” (Presidencia CEV, Mensaje del 19.3.2018).
5.
“La consulta electoral realizada a fines
del mes de mayo, a pesar de todas las voces -entre ellas la nuestra- que
advertían de su ilegitimidad, su extemporaneidad y sus graves defectos de
forma, sólo sirvió para prolongar el mandato del actual gobernante. La altísima
abstención (…), es un mensaje silencioso de rechazo, dirigido a quienes quieren
imponer una ideología de corte totalitario, en contra de la mayoría de la
población” (CEV, Exhortación “No temas, yo estoy contigo” 11.7.2018).
6.
“Vivimos en un régimen totalitario e
inhumano en el que se persigue a la disidencia política con tortura, represión
violenta y asesinatos (…)” (Carta fraterna del 10.10.2020
7.
“(…) el régimen se consolida como un
gobierno totalitario, justificando que no se puede entregar el poder a alguien
que piense distinto” (Exhortación 10 julio 2020).
El totalitarismo en el siglo XXI no es, por tanto,
una monstruosidad sólo del pasado o de otras tierras. Es amenaza-realidad en un
espacio que se proclama “liberado” por Bolívar.
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