11.5.11
CONCILIO PLENARIO: DESAFÍO HISTÓRICO
Ovidio Pérez Morales
Cuatro años tienen ya de entradas en vigor las disposiciones del Concilio Plenario de Venezuela, cuya clausura solemne tuvo lugar el 7 de octubre de 2006.
Nada más oportuno, al hablar de la aplicación del Concilio Plenario de Venezuela (CPV) como desafío histórico, que citar al Episcopado nacional en su Carta Pastoral Sobre el Bicentenario de la Declaración de Independencia de la República, con fecha 12 de enero 2010.
“…nuestra Iglesia cuenta con un conjunto doctrinal sólido proporcionado por el Concilio Plenario de Venezuela, el cual constituye el fundamento de un proyecto evangelizador pastoral de gran alcance para su renovación en función de un mejor servicio a nuestro pueblo. Urge, por consiguiente, su puesta en práctica, decidida y responsable, a lo ancho y largo del país”.
En esa misma Carta, los obispos venezolanos, luego de trazar un panorama de la situación nacional y de poner de relieve grandes retos que emergen de ella y plantean un compromiso decidido de “los católicos, unidos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, con la construcción y reconstrucción del país en el sentido de la justicia, la libertad, la fraternidad y la paz”, expresa lo siguiente: “como Pastores manifestamos nuestra decisión de impulsar una decidida puesta en práctica de las orientaciones conciliares”.
Las normas y orientaciones del Concilio Plenario, en efecto, tocan no sólo lo que interesa a la vida y quehacer internos de la Iglesia, sino también a la contribución de ésta a la gestación de una “nueva sociedad” en Venezuela.
El Concilio Plenario surgió como respuesta al reto de la nueva evangelización del país, en la oportunidad del V Centenario de su evangelización y con vistas al III Milenio cristiano (Carta Pastoral Guiados por el Espíritu Santo, 5.14). Ahora bien, concluido el Concilio, su puesta en práctica se ha convertido en serio desafío para la Iglesia en Venezuela. A cuatro años de haber entrado en vigencia sus decisiones, urge evaluar su aplicación y relanzarlo con mayor vigor, máxime cuando la realidad nacional lo hace todavía más necesario. No es superfluo recordar cómo en el campo socioeconómico y político-cultural está en marcha la realización de un proyecto oficial, llamado Socialismo del Siglo XXI, que busca refundar la República en una perspectiva ajena a un genuino humanismo cristiano.
La Iglesia en la presente circunstancia nacional no tiene, felizmente, las manos vacías en lo que a proyecto pastoral de largo alcance se refiere. La Carta sobre el Bicentenario lo ha subrayado. Por ello dado el agravarse de la situación nacional y de la necesidad una más efectiva renovación de la Iglesia en sí misma, la aplicación del Concilio resulta hoy un verdadero desafío histórico para nuestra Iglesia, desde la Conferencia Episcopal Venezolana hasta las comunidades y organizaciones más pequeñas, implicando obviamente todos los sectores (ministerio jerárquico, laicado, vida consagrada) tanto grupal como individualmente. La aplicación tiene que asumirse desde los más diversos ángulos y exige poner por obra la mayor participación y creatividad.
Como nadie puede querer lo que no conoce, tarea prioritaria es el procurar la máxima difusión y estudio del Concilio a todos los niveles de Iglesia y por parte de todos los agentes de pastoral, promoviendo con tal fin y de manera suficiente, la publicación de los documentos conciliares.
Se tiene que lograr y fortalecer la convicción de que el Concilio constituye el marco y horizonte de una pastoral de conjunto, orgánica, nacional, para la actuación concreta de la nueva evangelización en los distintos niveles e instancias de la Iglesia en Venezuela. A tal efecto es preciso articular las campañas, años, eventos eclesiales especiales y otros, en torno al Concilio, sumando así fuerzas y evitando paralelismos o dispersión de iniciativas pastorales.
El definir y organizar así la actividad evangelizadora permitirá responder a preguntas como la siguiente: ¿Qué busca realizar, en concreto y de modo verificable, la Iglesia en Venezuela en los próximos tres, cinco, diez años?
La puesta en práctica del primero y único Concilio Plenario de la Iglesia en Venezuela, en los quinientos años de su existencia, constituye un reto histórico de primera magnitud, una seria responsabilidad asumida ante la Santa Sede y una grave obligación ante el Señor.
jueves, 19 de mayo de 2011
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