sábado, 1 de diciembre de 2012

IGLESIA EN DEUDA

14.11.12 IGLESIA EN DEUDA Ovidio Pérez Morales En deuda con muchas cosas. Nada de extraño en una Iglesia que se considera en peregrinación hacia su plenitud, “santa, pero necesitada de purificación” como lo confesó el Vaticano II, Concilio que está celebrando su 50º aniversario. Una de esas deudas, y no la menor, es la muy débil dedicación a capacitar a sus miembros, y específicamente a los laicos, para que sean protagonistas en la construcción de una nueva sociedad, es decir, de una convivencia humana deseable según las exigencias humano-cristianas del Evangelio. Desde el tiempo del Papa León XIII, autor de la famosa encíclica Rerum Novarum, se ha denominado como Doctrina Social de la Iglesia la herramienta apta para una tal tarea. En el entendido de que esa Doctrina debe ser interpretada no como pura especulación ética, sino como instrumento operativo, que contiene principios, criterios y orientaciones para la acción. Juan Pablo II escribió en un documento sobre la catequesis en 1979, que esa Doctrina debía estar presente desde la formación cristiana más elemental. Y los venezolanos tenemos que celebrar que el Arzobispo Rafael Arias Blanco –el mismo que en 1957 irritó a la Dictadura con una carta pastoral profética para el 1º de Mayo- dedica una de sus lecciones a “La cuestión social” (la 54ª). en un folleto para la catequesis básica en las parroquias y escuelas. En dicha lección subraya: “debemos conocer la Doctrina Social de la Iglesia” para poder defender la justicia social con una orientación cristiana”, indica las fuentes donde podemos aprenderla y desarrolla sintéticamente, con sencillez y claridad, algunos temas fundamentales. En la portada del Catecismo -impreso en los inicios de la década de los cincuenta- pone como subtítulo: “Texto oficial para los grados 3o, 4º,5º y 6º de Instrucción Primaria. Como se ve, a dicha Doctrina no se la puede concebir como algo reservado para una elite profesional o para un círculo de iniciados en la política, sino que se la entiende como algo que ya desde niños se debe estudiar y poner en práctica en la medida correspondiente. Felizmente el Concilio Plenario de Venezuela, pensado y actuado como concreción de la “nueva evangelización” para nuestro país, tiene dos documentos específicos en materia de Doctrina Social en su más amplia interpretación actual: Contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad (el No 3) y La evangelización de la cultura en Venezuela. Excelente material para obrar un genuino cambio positivo de la convivencia social. Útil para todos, pero de modo muy especial para los laicos, que conformar la gran mayoría de la Iglesia y cuya propia y peculiar tarea es, precisamente, una presencia transformadora social, en lo económico, político y ético-cultural). La Iglesia (pastores, laicos, religiosos) estamos en deuda con nuestra obligante formación y su debida extensión a otros, en materia de Doctrina Social de la Iglesia, para una presencia activa y efectiva –particularmente laical- en la edificación de una nueva sociedad. Ésta no es algo optativo o secundario dentro del quehacer de la Iglesia, sino que constituye una dimensión fundamental de la tarea evangelizadora. Especialmente en un país como el nuestro, que se confiesa en su gran mayoría católico y en el cual, por tanto, la injusticia, la violencia, la intolerancia, las discriminaciones se realizan mayoritariamente “entre católicos”. ¿Cómo saldar la deuda? Perogrullo diría, saldándola. Con formación masiva, escalonada, progresiva, aprovechando también la metodología del ver-juzgar-actuar. ¿De quién habrá de ser la iniciativa? De todos y desde los más diversos ángulos. En esto no se tiene que esperar directivas desde arriba ni fabricar excusas. Los documentos citados del Concilio Plenario ayudarán mucho en esta labor. ¿Qué hacer? ¡Abrir operaciones para pagar la deuda!

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