IIN15
Ovidio Pérez Morales
En la noche del 6D festejaremos
el amanecer de un nuevo país. El que construiremos juntos en esta casa común, regalo de Dios, que es
nuestra patria.
¿Cómo ha de ser ese nuevo país? Los obispos venezolanos en
su exhortación pastoral de julio pasado expusieron nueve notas, que lo han de
caracterizar y las cuales conforman un anhelo- imperativo para quienes hemos
nacido aquí o se han sembrado en esta tierra.
En vísperas de la jornada electoral, que está a las puertas, estimo
obligante y sumamente grato recordar esas notas con miras a alentar la unión de
todos para el cambio de rumbo nacional.
Lo que queremos-debemos construir
es un país:
- que ame la paz, donde haya seguridad para trabajar,
producir y compartir, donde se destierre la prédica estéril y dañina de
catalogarnos por las diferencias, por el odio de clases, por la exaltación del
enfrentamiento, idealizando el nacionalismo vacío, la violencia o la guerra, en
el que la fuerza puede más que la razón.
- que promueva la unión de las familias divididas,
enfrentadas, dolidas por la ausencia de los seres queridos que han tenido que
emigrar, o que han sido víctimas de la violencia y ya no están entre nosotros.
Es posible el abrazo que sana heridas, devuelve la sonrisa y tiende la mano
generosa.
- en el que la sociedad considere y respete a los
maestros y profesores, desde el preescolar hasta la universidad. Que haya la
convicción de que la clave está en el desarrollo del talento de su población y
para lograrlo hay que contar con la familia y con escuelas de calidad que
premien la superación y no la mediocridad. Toda la sociedad debe crear esa
conciencia pues es la mejor inversión para formar hombres y mujeres capaces de
ser competentes en cualquier campo.
- que entienda la política como el arte de
armonizar lo diferente para buscar caminos de consenso y el bienestar común de
todos los venezolanos. No empecinarse en erigir la polarización, las
diferencias, la negación a reconocer al otro y dialogar con el arma del poder.
- donde se respete y cultive la autonomía e
independencia de los poderes públicos para que el poder ejecutivo no los
concentre y domine. La experiencia también enseña que los regímenes, de corte
populista y excluyente, favorecen el abuso del poder y la corrupción.
- que promueva la actividad económica abierta, en
el que la iniciativa privada con responsabilidad social, sea motora de
desarrollo y progreso, lejos del estatismo que ha fracasado en el mundo entero,
antes y ahora.
- que destierre de raíz la cultura de la muerte,
la épica del armamentismo y militarismo, la imposición de una única forma de
ver el mundo. No hay nada más absurdo y sin sentido que buscar la solución de
los conflictos con la violencia. Son muchos los héroes civiles, algunos de
ellos anónimos, mujeres y hombres trabajadores, inventores, promotores de todo
lo bueno que deben ser iconos referenciales para la promoción de una cultura de
la vida y de la solidaridad.
- que asuma la naturaleza que Dios nos ha
regalado, la cuide y la proteja. Que cultive la tierra y la haga producir,
asegurando alimentos para toda la población. Que cuide los recursos naturales,
el agua, los bosques, la vegetación, asegurando la belleza de la casa que Dios
nos regaló para vivir en ella. Que los recursos no renovables como el petróleo,
se siembren para mejorar la calidad de la educación, la salud, la vialidad, y
no sean usados para ganancias políticas que no benefician en nada a la
población.
- que se enorgullezca de ir con la verdad por
delante, porque es el único camino que genera confianza y credibilidad, pues
sólo “la verdad nos hace libres” (Jn 8,32). El uso de la mentira, de las medias
verdades, de la manipulación, degrada al ser humano y lo convierte en promotor
de inequidad e injusticia, y no ayudan a la credibilidad y confianza que todos hemos
de tener en quienes deben representar y defender a todos los ciudadanos sin
distinción.
El 6D votaremos por caída de muros y apertura de puertas hacia la
construcción de un nuevo país.
Amanecer venezolano.
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