miércoles, 26 de julio de 2017

LIBERACIÓN DEL LIBERTADOR



Suena paradójico lo de liberar a quien entregó su existencia a la causa de la libertad. Pero se justifica esa tarea por la persistencia del intento de convertir la figura de Bolívar y el adjetivo bolivariano en identificación y maquillaje de proyectos, instituciones  y procedimientos que contradicen la obra y el pensamiento del Libertador.

En ejercicio de un craso nominalismo se cree que meros vocablos pueden transformar la realidad. Aquí se ha devaluado y pervertido el término bolivariano. Hasta cuerpos represivos, violadores de elementales derechos humanos, exhiben dicho adjetivo como lema e insignia. Ciertamente algo que debe hacerse en una futura convivencia democrática es la de respetar y hacer respetar la memoria del Libertador, entre otras cosas reservando el epíteto bolivariano a realidades coherentes con la dignidad de la persona y el mensaje del  Padre de la Patria. La expresión latina assueta vilescunt significa que lo que  demasiado a repetido desmerece en valoración, importancia o atención. Se llega uno a preguntar ante la proliferación de lo bolivariano, qué no lo es.

Una cosa que amerita tomarse muy en serio es lo que nuestra Constitución dice en su artículo primero: “La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador”. De éste quisiera a continuación recordar algo en relación al primer valor que  menciona el citado texto constitucional, la libertad.

 En el Discurso al Congreso Constituyente  de Bolivia dijo en Lima el 25 de mayo de 1826: “no me persuado  que hay un solo Boliviano tan depravado que pretenda Legitimar la más insigne violación de la dignidad humana ¡Un hombre poseído por otro! ¡Un hombre propiedad! ¡Una imagen de Dios puesta al yugo como el bruto (…) Dios ha destinado al hombre a la libertad, él lo protege para que ejerza la celeste función del albedrío”. Dos cosas subraya Bolívar en este texto: en primer lugar el excelso valor de la libertad, del libre albedrío, característica primordial de la dignidad humana; y en segundo lugar el fundamento divino de esa libertad, en cuanto Dios ha creado al hombre como existente libre y lo protege en el ejercicio de ese don tan grande. No es por azar o por simple emergencia creatural como el hombre ha sido constituido en su libertad, sino por gratuidad de la Libertad misma (así, con mayúscula). Esta concepción antropológica responde de modo coherente al pensamiento creyente, cristiano, de Simón Bolívar.


Es preciso conocer, apreciar, difundir, poner en práctica este patrimonio, que es tan rico y actual. Labor  necesaria en todo momento del país, pero especialmente ahora, cuando se pretende imponernos a los venezolanos un proyecto político-ideológico dictatorial, totalitario, que se sitúa en las antípodas de la gesta y el pensamiento de Bolívar, a quien si algo apasionó, fue la construcción de una sociedad de hombres libres. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario