sábado, 19 de mayo de 2012

16.2.12 JORNADA ELECTORAL PACIFICANTE Ovidio Pérez Morales Las elecciones de primarias realizadas el pasado 12 de febrero han constituido un paso efectivo hacia la construcción o reconstrucción de la paz en Venezuela. Un mensaje positivo lanzado a lo ancho y largo del territorio nacional. Urge la pacificación del país. Por motivos ideológico-políticos se lo ha dividido. Por lo menos a la mitad se la califica desde el sector oficial como antipatriota y apátrida, considerándola excluida del goce pleno de los derechos ciudadanos. No admite a Venezuela como la casa común que soñaron los fundadores, amplia, acogedora, tolerante, pacífica, fraterna; ni como el hogar de un pueblo variado, multicolor, multicultural. Se lo interpreta como el recinto cerrado de una secta maniquea. ¿Resultado? La nación no es ya la gran familia donde los diferentes y también los díscolos tienen su lugar, sino un ámbito inclemente de rechazos y segregaciones. Los Derechos Humanos no serían ya de todos los humanos. Paz significa, en sentido negativo, ausencia de guerra, de conflicto, de lucha violenta. Así se emplea el término en los “tratados de paz” y en las “políticas de pacificación”. En sentido positivo, paz significa más y mucho más, por cuanto es un concepto cargado de valores. Dice unidad, armonía, serenidad, comunión. Esa unión está acompañada de seguridad y alegría. Es atributo personal y realidad colectiva. El hecho de que tiene varias dimensiones y un carácter englobante hace que la paz se vincule íntimamente con la libertad y la justicia, la solidaridad y, en definitiva, con el amor en su más auténtica expresión. La paz comienza por la paz. En este sentido es preciso cambiar aquel viejo aforismo de que “si quieres la paz, prepárate para la guerra”. Se requiere pacificarse para poder pacificar. Siendo la paz un valor fundamental, se hace necesario educar para la paz. Esto exige una renovación del corazón de las personas y de la sociedad en su conjunto. Alimentar un cambio de actitudes, recordando que no son los instrumentos de guerra y de violencia –fusiles o misiles- los que matan, sino quien o quienes los utilizan como medios. Ladrillos y ligamento pare el edificio de la paz son, entre otros: respeto y aprecio del prójimo, justicia y solidaridad, verdad y libertad, compasión y amor. Reconciliación y paz han sido temas constantes del Episcopado venezolanos en sus mensajes a la comunidad católica y a la nación en general. Valga este ejemplo: “Dios nos acompaña llamándonos al bien y dándonos fuerza para hacerlo. Exige amar a todos, no sólo a los nuestros, a los de nuestra simpatía política, a los de nuestro sector social, color o religión. Dios es Padre de todos y quiere liberar a todos, incluso liberarnos de nosotros mismos, de nuestros miedos y limitaciones. Nos hace sentir que mientras no nos decidamos a reconciliarnos como hijos suyos y hermanos unos de otros, y renovar la firme voluntad de la República para todos, no habrá Venezuela digna y libre para nadie” (Carta pastoral Sobre el Bicentenario de la Declaración de Independencia de la República). La referida Jornada del 12 ha sido un paso sumamente positivo y entusiasmante para la paz en Venezuela. Una paz que se impone como urgente tarea para todos los venezolanos.

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