sábado, 19 de mayo de 2012

24.11.11. HISPANOS EN USA Ovidio Pérez Morales Estos últimos años, he pasado mis vacaciones en una parroquia hispana de Washington, “Nuestra Señora Reina de las Américas, aceptando gustoso la correspondiente invitación de su pastor P. Roberto Cortés-Campos. El tiempo ha coincidido con el “Mes de la Herencia Hispana” (15 septiembre-15 octubre), en el cual se reconoce y celebra la rica influencia social, cultural, política y económica de los hispanos en los Estados Unidos. Me emociona siempre presidir la asamblea eucarística en esa parroquia guadalupana, integrada por gente de nuestros pueblos de América Latina y El Caribe –predominantemente allí de origen salvadoreño- compartiendo alegrías y tristezas, logros y preocupaciones (de éstas no pocas en momentos en que se agudiza el control de indocumentados). La participación en eventos como la multitudinaria Feria que se celebra en un sector washingtoniano de vigorosa presencia hispana, alimenta, en quien, asiste la conciencia de unidad de las gentes al sur del Río Grande, al tiempo que subraya el enorme reto que implica lograr que aquella presencia se realice del modo más positivo, fraterno y constructivo en los Estados Unidos. Veamos algunos números. Según el último Censo Nacional (2010) residen allí 50, 5 millones de hispanos (¡sin contar los indocumentados!), es decir un 15 por ciento del total poblacional. En 1990 eran 22.4 millones. La edad media de los hispanos es de 27 anos, confrontada con la media del resto de la población, que es de 47 anos. ¡Población hispana joven y en notable crecimiento! En Washington residen unos 350 mil sólo de origen salvadoreño. En California hay 14 millones de hispanos, en Nueva York 3, en Florida 4 y en Texas 9. Pero ¿qué se mueve debajo de estas cifras? Mario J. Paredes, de origen chileno -amigo de vieja data- es un laico que ha dedicado lo mejor de su vida a impulsar la “pastoral hispana” en los Estados Unidos (particularmente en el Nordeste), es decir la debida atención de la Iglesia católica a los hispanos y la mayor participación de éstos en la tarea evangelizadora. Una de las cosas en que permanentemente insiste Mario es cómo se debe interpretar el término “integración” aplicado a los hispanos en USA. No debe entenderse como absorción”, asimilación” o “uniformización” por parte de la cultura dominante, de tal modo que los hispanos pierdan la riqueza de su propia identidad cultural, de sus raíces, de sus orígenes histórico-sociales. Una no recta interpretación “justificaría” aislamientos, ghettos, discriminaciones, persecuciones, explotaciones y otros males, contrarios a un auténtico humanismo y a una genuina visión cristiana. Mario Paredes llama a su amplia comunidad hispana a un crecimiento en conciencia social y participación, en educación y formación sociopolítica, en liderazgo y protagonismo al interior de la sociedad norteamericana. Las instituciones, comunidades y denominaciones religiosas en general y cristianas en particular, presentes en Estados Unidos –dice Mario- han de trabajar para que la presencia hispana sea una bendición. ¿En qué forma? Mediante la contribución en el crecimiento económico, sí, pero, sobre todo, “con los valores del evangelio y del humanismo cristiano inserto en nuestro ser…desde la primera evangelización católica presente en nuestros orígenes como naciones hispanoamericanas”. Valores muy contrarios, entre otros, al individualismo, al utilitarismo, a la apariencia, al relativismo, al consumismo o al hedonismo, típicos de “la actual coyuntura postmoderna o light”. Puede uno entonces pensar que no sólo al sur del Río Grande se juega la suerte de nuestros pueblos, con todo su bagaje histórico-cultural y religioso, sino también en la entraña misma de los Estados Unidos. Y que para éstos lo hispano, presente ya en sus orígenes mismos, constituye cada vez más algo decisivo.

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