sábado, 19 de mayo de 2012

3.5.12 EXPROPIACIÓN DE PERSONAS Ovidio Pérez Morales Desde el punto de vista teórico-ideológico se trata de expropiación de medios de producción con miras a una colectivización posibilitante de una sociedad socialista camino al comunismo. Desde el punto de vista práctico-político resulta ser una expropiación de personas con miras a un dominio societario de tipo totalitario. Lo inmediato que se confisca es un bien material; lo mediato que se busca es la confiscación de la libertad de la persona en lo que dicha libertad tiene de perceptible-manifestable. No se pretende obviamente penetrar en su intimidad –inasible por principio- sino dominar su expresión. Esta es la triste experiencia que se tiene con el socialismo marxista histórico, es decir, con el socialismo real. Una utopía “mesiánica” que, por la fuerza de su fundamentación, su dinámica y su “escatología” materialistas, no puede menos que tratar de asfixiar la dimensión ético-espiritual de una sociedad que, porque humana, dice una inextinguible apertura trascendente. Una concepción filosófico-ideológica como la señala no puede menos que caer en contradicciones. Al fin y al cabo ha sido un idealismo (hegeliano) vuelto al revés (materialista), pero que no se libera completamente de aquél, al exigir de la materia (así se la conciba muy dialéctica) lo que ella no puede generar de sí: un hombre y una sociedad “nuevos” de una pureza ética que “sobrevuela” la base material (medios colectivos de producción), que, por principio, constituiría su razón suficiente. Es un salto que más que por un encadenamiento lógico brota de un acto de fe. Por algo se ha dicho que esta concepción que niega la consistencia de lo religioso, es una reintroducción de lo religioso por otros caminos y con otras expresiones y mediaciones. De hecho el socialismo real ha caído en cosas como el dogmatismo ideológico y el culto a la personalidad.

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